«Decimos que aquel  11 de septiembre cambió el mundo -afirma Gabilondo en Noticias Cuatro-. Pero sería más exacto decir que aquel 11 de septiembre debió cambiar el mundo. No lo hizo. La respuesta del agredido fue convencional, tópica, ciega. El aplastamiento del agresor por la fuerza, aunque el agresor era una sombra. Además de injusto e inmoral, invadir Irak fue tan incongruente y anacrónico como desplegar a los soldados en los campos de Austerlitz esperando que formaran enfrente las tropas del enemigo. La nueva amenaza se presentaba sigilosa y mortífera como una serpiente invisible. Podía destruirnos sin que supiéramos de donde procedía. Nos desafiaba en una guerra nueva, que hubiera necesitado ser afrontada de una forma nueva. Nuestras armas ya no valían… [sigue en el vídeo]»

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