Alberto Granados: «Las leyendas urbanas tienen un sesgo real y ahora se imitan»
El periodista Alberto Granados es el autor del libro «Leyendas Urbanas» en donde repasa las historias más conocidas y profundiza en el origen de muchas de ellas. En esta entrevista de radiocable.com explica que las leyendas urbanas han existido siempre y suelen tener algun sesgo de realidad, aunque luego la imaginación popular las ha llevado hasta sus últimas consecuencias. Explica además que ahora también se da el efecto imitación de estas historias, que Internet las ha potenciado porque es el vehículo perfecto para su difusión y revela la historia de uno de los maestros en la invención de leyendas urbanas.
Alberto Granados ha rastreado el origen de muchas de estas leyendas y por ejemplo asegura que la historia del «hombre del saco» con la que se aterrorizó a muchos niños estaba basada en un personaje real. Un hombre que en la zona de Almería secuestró a un niño para beber de su sangre y que inspiró a los padres de generaciones posteriores.
También explica que una de la leyendas urbanas más modernas, la de «la pandilla sangre», sobre un coche que circula con luces apagadas y que persigue a quien le avisa para matarle, ha generado un efecto imitación: ahora hay gente que circula sin luces sólo para aterrorizar a algun otro automovilista. Uno de los aspectos más peligrosos de las leyendas urbanas, explica Alberto Granados es que «da igual que sea verdad o no, no tienes que demostrar nada, basta con que a alguien le parezca que puede ser cierto para que cumpla su objetivo».
Finalmente el periodista apunta a que Internet ha contribuido ha llevar a las leyendas urbanas a una nueva dimensión, porque si antes se tenían que transmitir con el boca a boca, ahora el correo electrónico ha disparado su difusión. Y asegura que «cualquiera nos podemos inventar una leyenda urbana, mandársela a nuestros contactos y seguro que en un par de semana vuelve a nuestro buzón a través de una persona de fuera de este entorno».
Alberto Granados también cita la historia de un periodista norteamericano que fue uno de los mayores inventores de leyendas urbanas. Lo hacía como diversión y para comprobar como se iban propagando. Fue el responsable de una polémica que sacudió a EEUU asegurando que en Corea se comían perros. El propio periodista envió cartas a perreras de su país, haciéndose pasar por una agencia coreana y ofreciéndose a hacerse cargo de los animales. Al mismo tiempo difundía el bulo de que su destino era ser comida para humanos. Y logró incluso que asociaciones de defensa de los perros intentaran denunciar el hecho ante la justicia.