¿Dónde está la autocrítica del PP?
Dicen, incluso en el PP, que esta no es una batalla por las ideas, sino por el poder. Desde luego tiene toda la pinta, pero eso es precisamente lo más preocupante: ¿quiere decir eso que no hay espacio para la autocrítica?
Porque de esas declaraciones se deduce que se sienten orgullosos de intentar impedir el matrimonio homosexual, -ellos que dicen defender la libertad individual-; de avalar la teoría de la conspiración, poniendo en cuestión toda la instrucción judicial; De vaticinar la ruptura de España hasta la saciedad -por renegociar un estatuto que era similar al que apoyaban en otros lugares-; Orgullosos de retratar a un PSOE arrodillado ante ETA y que «traicionaba a los muertos». Orgullosos de burlarse de la Alianza de Civilizaciones propuesta por Zapatero ante las Naciones Unidas y orgullosos de sus chistes sobre el cambio climático y el calentamiento global.
Desde luego, que más de 10 millones de votantes se encuentren políticamente huérfanos no es una buena noticia, pero quizá algunos de los dirigentes del PP deberían replantearse el grado de su propia responsabilidad en la derrota.