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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

El macrosondeo de Antena3tv, ofrecía a las 00:50h un primer balance en el que Zapatero ganaba por 6 puntos a Rajoy (tns demoscopia). Tanto Cuatrotv, como La Sexta ofrecían resultados muy parecidos en sus propios sondeos.

Sin embargo, si uno lee los editoriales, escucha la radio o ve las tertulias de televisión se encuentra con otros mensajes. En definitiva: España va por un lado, los tertulianos y los medios por otro.

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4 Replica a este post
  1. vera usted señor Berlín, como si mañana hay mas encuestas las distancias son mas cortas, pues me imagino que ya estan adoctrinando las ordas facciosas disfrazadas de empresas de comunicación, pr el mayor ejemplo de que ganó ZP (yo no opino que no lo vi) es que en una encuesta en abc de estas de tipo clic a través de su página web, el resultado era empate

  2. Y yo me pregunto: ¿Es que acaso ha ganado, perdido o empatado alguno de los dos candidatos con más posibilidades a la Presidencia del Gobierno de España?

    Lo que quiero decir es que, en mi opinión, un debate no puede ganarlo ni perderlo ninguno de los contrincantes; siempre gana la democracia y la sociedad, porque es en estas ocasiones donde se puede ver -sin cortes ni montajes audiovisuales de última hora para que salga en las noticias de las 15.00- lo que pueden dar de sí verbal y gestualmente aquellos en quienes la mayor parte de la población va a depositar su confianza.

    Creo que ningún debate -y éste tampoco- es comparable con un partido en el que gana el equipo que más goles ha metido o el que más canastas ha encestado. Básicamente por dos motivos: El primero es que ningún árbitro puede asegurarnos que no van a romperse las reglas de la veracidad y la honestidad (los moderadores sólo velan, y menos mal, por el cumplimiento del mutuo respeto), más allá de esto sólo nos quedan nuestros medios, tiempo y ganas para contrastar las informaciones que dan cada uno de los candidatos, y esto nadie puede ni debe hacerlo por nosotros; y en segunda instancia, porque al final los goles (o las canastas) acabamos encajándolos todos los que vemos y escuchamos el espectáculo de las consecutivas diatribas contradictorias que se lanzan uno y otro en aras de querer convencernos de que sus datos son los correctos.