Eugene Robinson: La brigada antiincendios de un sólo bombero
Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.
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Eugene Robinson-Washington. Ben Bernanke podría o no tener éxito a la hora de salvar a la economía, pero por lo menos podría tener el valor de intentarlo — y la honestidad de decir la verdad. No puede decirse lo mismo de nuestros funcionarios electos. El Congreso está enterrado bajo un aplastante exceso de cinismo, mientras la Casa Blanca parece paralizada por un déficit de valor.
Experto en la Gran Depresión, Bernanke está decidido a no ser el gobernador de la Reserva Federal que permita a la nación caer a peso muerto en la Gran Depresión II. Puesto que no se puede importunar a nuestros líderes políticos para que hagan lo que es urgentemente necesario que se haga — estimular a la frágil economía antes de que se cale — Bernanke se está valiendo de un raro ejemplo de juego de manos llamado «flexibilización cuantitativa» para inyectar 600.000 millones de dólares al sistema financiero.
Los gobernadores de la Reserva son normalmente tan discretos como la Esfinge, excepto al prestar testimonio jurado. Pero Bernanke, enfrentándose a las críticas por su acción, apareció en «60 Minutes» para explicar el motivo de estar dispuesto a hacer aún más.
Dio el paso aún más inusual — viniendo de un economista — de utilizar un idioma que los que no son economistas pueden comprender. «La tasa de paro simplemente no va a bajar», decía durante la entrevista, emitida la noche del domingo. «El paro se sitúa casi al mismo nivel que estaba a mediados de 2009, cuando la economía empezó a crecer… Y parece que al ritmo actual, podrían pasar algunos años antes de que la tasa de paro descienda a niveles más normales».
La tasa de paro se encuentra en un devastador 9,8%. Bernanke calcula que a menos que la recuperación se acelere de alguna forma, harán falta de cuatro a cinco años para que el paro descienda al rango «más normal» inferior al 6%.
Actualmente, decía, la recuperación tiene tan poca fuerza que «no estamos lejos del nivel en el que la economía no se sostiene». En otras palabras, por los pelos se registra el crecimiento suficiente para impedir que el paro suba aún más y la economía se precipite a otra recesión. Piense en ello como si fuera en bicicleta: Va bien mientras avance, pero reduzca demasiado y perderá el equilibrio.
Todo esto habría de ser obvio en el Capitolio y la Casa Blanca. Pero los Republicanos están obsesionados defendiendo los intereses de las rentas altas y contrayendo la administración federal hasta el punto de no poder hacer gran cosa. Los Demócratas están decididos a defender los intereses de la clase media y utilizar al gobierno como instrumento de justicia y reparto equitativo. Ambas formaciones parecen dispuestas a aguantar dos años de estancamiento legislativo y posturas de cara a la galería hasta las elecciones de 2012.
Pero la economía no puede esperar dos años. En la Reserva, dice Bernanke, «hacemos todos nuestros análisis, tomamos todas nuestras decisiones políticas, basándonos en lo que pensamos que necesita la economía — no basándonos en la fecha de las elecciones ni en el clima político».
En «60 Minutes», Bernanke hizo algo más que dejar clara la independencia de la Reserva Federal. También habló de forma sincera de diversas cuestiones que no tienen nada que ver con política monetaria — la estricta jurisdicción de la Reserva — y que en la práctica habrían de estar gestionadas por los políticos.
Se esforzó por instar a «sanear el régimen fiscal» a base de «cerrar lagunas y bajar tipos» en el caso de particulares y empresas en igual medida. Esto «crearía más incentivos para que la gente invierta», decía Bernanke.
También lamentaba la creciente disparidad de rentas entre ricos y pobres, que decía está «creando dos sociedades» apoyadas en las desigualdades educativas. «Si usted es licenciado universitario, el paro es del 5%», decía. «Si usted es graduado de la educación intermedia, es del 10% ó más. Es una diferencia considerable. Esto conduce a una sociedad dispar y una sociedad que no tiene la cohesión que nos gustaría».
La fórmula «sociedad dispar» es la clase de lenguaje que haría entrar a Sarah Palin en su cuenta de Twitter y despacharse contra Bernanke por intelectual socialista anodino. Después de todo, ya ha pronunciado un discurso denunciando la iniciativa de «flexibilización cuantitativa» del gobernador. Yo pagaría una suma elevada para escuchar a Palin explicando, con detalles, cómo alcanzó sus conclusiones en política monetaria y el papel adecuado de un banco central moderno. Mi hipótesis es que si llega a respirar, no obstante, probablemente sólo le ponga un mote.
Tras los comicios del mes pasado, los Republicanos tienen humor para pavonearse y los Demócratas están de humor para irritarse. Pero al menos un funcionario de Washington está centrado en utilizar todas las competencias de su cargo para tratar de hacer que la economía crezca y devolver al mercado laboral a los estadounidenses. Algún día, estoy convencido, una nación agradecida dirá: «Bernanke, te portaste».
Perdón, no me pude aguantar.
Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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