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E. Robinson

Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. La contenida y cerebral Casa Blanca concluirá lógicamente que las decididamente nada contenidas ni cerebrales protestas «fiscales» del miércoles eran intelectual y políticamente incoherentes y por tanto indignas de darles más vueltas. Ese sería un error peligroso.

Las manifestaciones escenificadas en ciudades de todo el país fueron en general reducidas, y lo único que demostraron de manera concluyente es que — querrá sentarse antes de escuchar esto — a algunos estadounidenses no les gusta mucho pagar impuestos. Lo que las manifestaciones sugirieron, no obstante, es que la oposición a la administración Obama se está consolidando en lo que yo llamaría una facción Howard Beale, en honor al colérico presentador de la película ??Network? cuyo lema estrella parece haber sido elevado ahora a filosofía: «¡Estoy cabreado, y no voy a aguantar esto más!?

¿Qué es lo que no aguantas más? Bien, lo que sea. El motivo era el 15 abril, la fecha para presentar la declaración, y claramente hay mucha rabia con los impuestos. Esa no podría ser la única fuente de enfado, no obstante, puesto que las políticas del Presidente Obama significan que la gran mayoría de los estadounidenses pagarán menos impuestos sobre la renta, no más. En términos de interés lógico, sólo los ricos deberían haber salido a la calle a despacharse y agitar sus horcas.

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Hubo enfado a causa del hemorrágico derroche del gobierno, y esta línea argumental del discurso del cabreo es la que menos sentido tiene. Un observador neutral señalará que el presidente que tendría que haber respondido del astronómico déficit de este ejercicio de 1,7 billones de dólares es George W. Bush, puesto que son sus presupuestos — y puesto que es quien ocultó el coste de nuestras dos guerras en el extranjero y exigió una considerable suma de dinero para rescatar a los bancos. Pero tampoco es que Barack Obama sea una especie de tacaño, teniendo en cuenta su decisión — que yo apoyo — de sacar adelante nuevos gastos en materia de sanidad, educación y energía. Y de todos modos, en la visión del mundo que tiene la facción Howard Beale, la diferencia importante no reside entre un Presidente y el próximo. Está entre ??nosotros? y ??ellos.?Algunos manifestantes estaban enfurecidos con las medidas que podrían tomar Obama y la mayoría Demócrata en ambas cámaras para reforzar las leyes de control de armas. Algunos estaban enfurecidos con la inmigración ilegal, algunos con el aborto, algunos con el matrimonio homosexual. Por momentos, las manifestaciones se adentraban en terreno desconocido. El Gobernador de Texas Rick Perry, presa de la excitación del momento, parloteaba tonterías sobre la posición de Texas antaño como país independiente y cómo, presuntamente, el estado se reservaba el derecho a escindirse.Las protestas se produjeron por todo el mapa, y por tanto son difíciles de tomar en serio. La comprobación con la realidad demuestra que los índices de popularidad de Obama superan el 60% en la mayoría de las encuestas. Los estudios indican que los estadounidenses culpan a Wall Street y la administración Bush del lamentable estado de la economía. Hablando en términos generales, demuestran las encuestas, los estadounidenses están dispuestos a intentar la agenda de Obama, por ahora al menos, y una vez hecha realidad llevará tiempo ver resultados.

Pero las encuestas también señalan lo que parece una bolsa de hirviente descontento. Por ejemplo, según la encuesta CBS-New York Times dada a conocer la semana pasada, el 47% de los encuestados estaba dispuesto a creer que el rescate de la administración Obama a los bancos beneficiará en última instancia a todos los estadounidenses, en contraste con el 40% que pensaba que el dinero beneficiará solamente a los bancos. Pero en esa misma encuesta, el 58% de los participantes decía desaprobar los planes de la administración de proporcionar ayuda financiera a los bancos. En otras palabras: puede que esto sea necesario, pero no nos gusta. Entre los denominados votantes independientes, el 68% desaprueba la forma en que la administración rescata a los bancos.

Me sumerjo a fondo solamente en esta cuestión de un solo estudio porque pienso que contiene una advertencia discreta — el mismo mensaje que se podría discernir entre el ruido de los agitadores Howard Beale. Cuando la economía empiece a repuntar, Wall Street saldrá primero — ya estamos viendo algunos bancos, repletos aún de dinero público, informando de beneficios saneados. Una vez comenzada la recuperación, es casi seguro que el paro seguirá creciendo durante meses hasta llegar a su máximo. La formación del cabreo puede prosperar y multiplicarse.

La creciente sensación del nosotros contra ellos, del pequeño contra el gigante, que está presente esperando a ser explotada por cualquiera lo bastante inteligente para lanzar una crítica populista sofisticada a las políticas de la administración Obama. Sé que parece una locura utilizar palabras como «inteligentes» o «sofisticada» en relación con el Partido Republicano de hoy en día, pero cosas más raras han pasado.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 de comentario político.

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