«No somos los dinosaurios… somos el meteorito». Con esta frase señalaba Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, la paradójica situación en la que estamos los seres humanos ante la crisis climática. «No solo estamos en peligro. Somos el peligro». En este contexto se ha conocido que en mayo, la Tierra encadenó 12 meses consecutivos de calor y temperaturas récord. Y la OMM ha advertido de que ya ha aumentado significativamente la probabilidad de que superemos el umbral de los 1,5ºC por encima de la era pre-industrial. Esto provocará  consecuencias devastadoras poniendo a millones de personas en riesgo: más olas de calor y más extremas, sequías más extremas, y subida del nivel del mar, entre otras amenazas.

La Organización Meteorológica Mundial ha alertado de que existe un 47% de probabilidades de que la temperatura media mundial durante todo el quinquenio 2024-2028 supere en 1,5 °C la de la era preindustrial, frente al 32% del informe del año pasado para el periodo 2023-2027.

Según el informe anual sobre el estado del clima mundial, esa probabilidad se eleva al 80% cuando hablamos de que la temperatura media anual del planeta supere “temporalmente” los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales durante al menos uno de los próximos cinco años.

El informe señala que, además, hay un 86% de probabilidades de que al menos uno de estos años establezca un nuevo récord de temperatura, superando a 2023, que es actualmente el año más cálido. De hecho, esto es lo que ha ocurrido en los últimos 12 meses, ya que la temperatura media mundial de junio de 2023 a mayo de 2024 fue la más alta registrada, con 1,63 °C por encima de la media preindustrial de 1850-1900, según el conjunto de datos ERA5 de Copernicus Climate Change.

¿Cuál es el problema?

Los líderes mundiales se comprometieron en el Acuerdo de París a mantener la temperatura media mundial por debajo del umbral de los 2 grados centígrados porque por encima de esa cifra, el cambio climático empieza a ser cada vez más peligroso para el ser humano y para la supervivencia del planeta. En ese mismo acuerdo, se comprometieron a continuar los esfuerzos para limitar el aumento a los 1,5 grados.

Las primeras consecuencias, como las que hemos vivido en los últimos años y los últimos meses, se han dejado notar. Con los niveles actuales de calentamiento global, ya se están produciendo efectos devastadores sobre el clima. Entre ellos, olas de calor, precipitaciones y sequías más extremas; reducción de las capas de hielo, del hielo marino y de los glaciares; aceleración de la subida del nivel del mar y calentamiento de los océanos.

De hecho, la diferencia entre 1,5° y 2° podría determinar la extinción o la supervivencia de algunas comunidades costeras y de pequeños Estados insulares y destruir los medios de subsistencia de 300 millones de personas. Los 1,5° no son una meta. Tampoco son un objetivo. Son un límite físico. Todos esos efectos se agravarán si el calentamiento del planeta continúa.

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