La prensa extranjera habla de un «problema de imagen» para el Teatro Real por la disputa sobre su dirección
La polémica que ha envuelto la sustitución de Gerard Mortier como director artístico de la ?pera de Madrid ha llamado la atención de varios de los principales medios internacionales. Destacan que ha sido una «inusualmente pública» disputa que ha podido afectar a la imagen del Teatro Real y la cultura española. Recogen también los enfrentamiento del ya ex director belga con críticos y políticos y su afirmación de que «ningun español está cualificado para sustituirme».
El New York Times recoge que el Teatro Real ha puesto fin a una inusualmente pública disputa que ha podido crearle un problema de imagen. El texto de su corresponsal Raphael Minder dice: «El Teatro Real ha puesto fin a una inusualmente pública y tensa disputa por su liderazgo al reemplazar a Gerard Mortier por Joan Matabosch como director artístico. Gregorio Marañón, presidente del Teatro Real, insistió en que el Sr. Mortier no había sido despedido, pero dijo que sus comentarios `muy inusuales´ y públicos sobre el proceso de selección, y su amenaza de marcharse si no estaba de acuerdo con la elección de su sucesor, hicieron inviable para la ópera arriesgarse a terminar sin ningún director artístico.
`Nunca he visto en mi carrera profesional a un director de una institución cultural importante amenazar con marcharse al día siguiente si el que se elige no le conviene», dijo el Sr. Marañón por teléfono. Además, las declaraciones del Sr. Mortier `crean un problema de imagen para el Teatro Real, como un lugar incapaz de mantener la confidencialidad en lo que es claramente un proceso interno´ de selección, añadió.»
Le Monde apunta que Mortier se ganó enemigos en el gobierno y que hay una batalla político-artística en el Real. La crónica de Sandrine Morel señala: «En los últimos cuatro años al frente de la ?pera de Madrid, Gerard Mortier ha revolucionado una institución arcaica, modernizado su programación, multiplicado las creaciones originales y las coproducciones con grandes óperas extranjeras, creado polémicas y recibido criticas del público conservador, pero también ganado elogios.»
Este autodidacta, hijo de panaderos, que no tiene pelos en la lengua, también se ha ganado enemigos en el gobierno. Su crítica a la política de austeridad en la cultura y la educación, sus observaciones sobre el bajo nivel cultural e intelectual de los líderes españoles y, según él, su negativa a ceder al intento del Ministerio de controlar la programación del Real, a la larga le han costado muy caro. Mortier teme ahora que su sucesor no tenga la envergadura para soportar las presiones del ministerio y del INAEM.»
The Guardian destaca la polémica provocada por el director del Real al asegurar que «ningun español puede sustituirme». La crónica de Paul Hamilos explica: «Una de las más ruidosas controversias del mundo de la cultura en España ha dado comienzo. En una esquina, el actual director artístico del Teatro Real Gerard Mortier -un belga y sólo el segundo extranjero que ha dirigido la ópera- que quiere que su sucesor sea otro extranjero, con el argumento de que no hay españoles capaces de hacerse cargo tras él. En el otro, uno de los principales patrocinadores de la ópera, que ha dejado claro su preferencia por un retorno a la dirección española y los valores más tradicionales.»
Los Angeles Times recoge la salida de Mortier del Teatro Real de Madrid. Su noticia afirma: «El nombramiento de Matabosch revela la creciente tensión entre la empresa y Mortier, quien dijo recientemente a un periódico español que no había españoles cualificados que pudieran sustituirle. También dijo que recortaría su mandato si un sucesor era nombrado sin su aprobación. No está claro si Mortier ha sido despedido o se ha apartado voluntariamente.
Mortier, que es oriundo de Bélgica, es una de las personalidades más coloridas del mundo de la música clásica. En 2008 debía incorporarse a la ?pera de Nueva York como director general. Pero dimitió antes de empezar tras recortar su prepupuesto la compañía por la crisis financiera.»