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Son especialmente peligrosas para la población civil y han matado y mutilado ya a miles de personas, pero el mundo las sigue fabricando y vendiendo, incluyendo a España. Asi lo denuncia la última campaña de Human Rights Watch contra la bombas de racimo, que incluye un mapa con todos los paises que producen o almacenan este armamento. Anteriormente Greenpeace también había documentado como en nuestro país varias empresas producen este tipo de bombas, parte para el Ejercito español y otra parte para vender… aunque no se sabe a quien.

Recientemente el obispo español de Battambang en Camboya, Enrique Figaredo, tambien denunció que en España se produce y comercializa bombas racimo. Tras años de ver en este país el efecto que estas armas causan, sobre todo en niños, el religioso calificó al gobierno español de incongruente y ambiguo.  Y un informe de varias ONG´s fue más lejos y acusó a 68 bancos europeos, entre ellos el Santander y BBVA  de financiar este negocio.

Todas estas denuncias y estudios buscan sumar fuerzas para conseguir que en 2008 se firme un tratado que prohíba el uso, la transferencia y la producción de estas terribles armas. En la web de HRW, incluso se puede escribir a los gobiernos para pedirles que tomen cartas en este asunto.

Existen ya países que han prohibido la fabricación, venta, uso y almacenamiento de bombas de racimo en su territorio, empezando por Bélgica que lo hizo en febrero de 2006. Pero de momento el gobierno de Zapatero no ha dado pasos en esta dirección. Sin embargo este año, por primera vez España desveló datos de los clientes que le compran armas. Adelantandose a las medidas de transparencia que exigirá la nueva ley de Control del Comercio de Armas, la Secretaría de Estado de Comercio incluyó esta informacion en el  informe sobre exportación de material de defensa y doble uso (civil y militar) de 2006.  

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