Opinión: Los servicios mínimos de huelga no pueden ser legislados por el PP en solitario
Me voy a referir brevemente al debate en el que participé el sábado, sin detenerme demasiado en el incidente, al que ya se han referido otros, pero del que apuntaré que no todo puede valer en televisión y menos contra quien en ese momento pide respeto.
Pero resulta que el detonante para recibir las descalificaciones fue la argumentación que hice sobre la Ley de Servicios Mínimos. Dije que una ley como ésa «no puede ser elaborada por el PP». Y quiero explicarlo, como traté de hacerlo allí.
No parece descabellado pedir que una ley tan sensible, que afecta a derechos fundamentales de los trabajadores -como ha reconocido el propio Rajoy- goce de amplísimo consenso: consenso con las organizaciones sociales, con los sindicatos, con los partidos de la oposición etc.. Que se aproveche la mayoría absoluta para evitar toda oportunidad de consenso es el peor de los escenarios para que quede legitimada.
Así traté de expresarlo y hubiera bastado con contestar argumentando otra cosa, para que el debate se hubiera producido en un tono edificante y no insultante.
Quizá haya quien crea que es precisamente la mayoría absoluta del PP la que legitima que esta ley se pueda desarrollar, pero conviene recordar que la última reforma laboral fue escrita al dictado de la CEOE y de FEDEA, como recordaba en agosto el economista Alejandro Inurrieta. ¿Se puede imaginar el mismo proceso para redactar una ley de servicios mínimos en las huelgas?
Resulta, además, que los servicios mínimos ya existen. Lo ideal es que la empresa llegue a un acuerdo con la representación legal de los trabajadores. Pero si no hay acuerdo ¡los fija la empresa! Y resulta, y es bueno que se sepa, que es cierto que, con frecuencia, los servicios mínimos incumplen la legislación pero justamente por lo contrario: porque las empresas imponen servicios mínimos excesivos, «abusivos» según los jueces. Pero los tribunales tardan dos años en dar la razón a los sindicatos, lo que se convierte en una flagrante injusticia para los derechos de los trabajadores. Porque ya es tarde.
Insisto en que todo esto puede ser contestado desde la razón, pero nunca desde el insulto.
La iniciativa en este caso no puede tenerla la derecha. De la misma forma que el final de ETA sólo puede protagonizarlo la derecha, porque es la única capaz de garantizar que no se rompa el país en dos, -conteniendo el ala más dura de los suyos y equilibrando las respuestas-, parece obvio que leyes como la de huelga sólo pueden hacerse desde el más amplio consenso, y preferiblemente desde la izquierda para evitar conflictividad social y laboral.
Ante esto se puede contestar con una contra-argumentación, con las razones que sea, o se puede descalificar a base de insultos. Lo que no se puede pedir es que cuando te insultan tratando de exponer tus ideas te quedes callado, como si no estuviera ocurriendo nada a tu alrededor. Porque lo que ocurre es grave, en el fondo y en las formas.
Compilación con las descalificaciones. Aquí el debate completo.
A mi juicio tienes toda la razón, políticamente hablando (en términos democráticos, claro; esa es la perspectiva que le falta a otros: por ejemplo, a algunos de tus interlocutores en el programa de marras). Y jurídicamente -en términos de la peculiaridad de lo juridicolaboral- es lo más razonable: también tienes razón.
Otra cosa es que valga la pena acudir a programas que buscan el escándalo y la bronca. Mal moderados, of course.
Ya explicó el señor Monegal muchas veces las trampas y los numeritos que hacen algunos en este tipo de… ¿debates? Es a lo que te expones al ir a ese tipo de programas. Lo sabes porque lo has visto más de una vez. Hay quién va ingenuamente a debatir y hay quién va a justificar a terceros y montar un numerito. Como bien se explicaba en ‘La regenta’, gritar y exagerar da grandes resultados argumentales.
Sinceramente, no te falta razón pidiendo consenso. Entre otras cosas porque lo que hace el consenso suele ser bueno y duradero y lo que hace un partido lo quita otro.
En primer lugar: no vi dicho debate de La Sexta, no me gustan los debates televisivos porqué creo que son más espectáculo televisivo y propaganda de las ideas de los dueños de la cadena que otra cosa.
En segundo lugar: yo te considero una persona moderada, de derechas pero más bien en la tradición liberal y conservadora, que reaccionaria. Preocupado por el respeto a las libertades, por la estabilidad del sistema, defensor de un sistema económico capitalista pero siguiendo el modelo de competencia perfecta. A la que tampoco le gustan los abusos. Más próximo al PSOE y a IU que al PP o a UPyD. Digo esto, para subrayar que estamos muy lejos ideológicamente, en ningún caso busco ofenderte. Esa es mi opinión previa a la hora de juzgar unos hechos que no conozco.
Voy a exponer lo que pienso. Te lo comenté por tuiter. En mi opinión, los tertulianos de extrema derecha en los debates televisivos están sobrerrepresentados. Por otro lado, los tertulianos de extrema derecha suelen ser muy agresivos en las formas. Tanto a la hora de insultar, como a la hora de gritar más que él adversario para que no se le oiga, como a la hora de interrumpir constantemente el discurso del otro. Especialmente, el insulto es muy desagradable. Es desagradable cuando se usa tanto desde posiciones de derechas como desde la izquierda. Pero son los tertulianos de extrema derecha, como ya he dicho, quienes usan y abusan más de los insultos.
En mi opinión, creo que la Ley de Seguridad Ciudadana es innecesaria y creo también que la actual regulación del derecho de huelga ya es muy dura e insjusta para los intereses de los trabajadores y pienso que no hace falta apretarlos más. Pero bueno, se ve que el gobierno y los grandes empresarios no lo creen así, y piensan que hay que defender de manera más contundente y dura los intereses de las empresas del IBEX. Bueno, ellos sabrán lo que hacen. Yo, lo que espero es que pasadas las elecciones haya un gobierno menos ultraderechista y derogue la mayoría de las leyes que ahora el PP, amparado en su mayoría parlamentaria, está imponiendo al resto.