El asistente espacial robótico de la NASA y la abeja de Harvard ya vuelan solos
Se llaman Astrobee y RoboBee y desde este mes de junio el primero ya se «pasea» por la Estación Espacial Internacional ayudando en las tareas rutinarias de los astronautas y el segundo ha sido capaz por primera vez de volar en solitario. Son dos de los proyectos robóticos voladores que desarrollan la NASA y la Universidad de Harvard que más atención están recibiendo y sus éxitos han disparado la imaginación de muchos y abierto la puerta a un mundo de nuevas posbilidades en robots voladores.
Los Astrobee son la última generación de asistentes robot avanzados autónomos desarrollados para ayudar a los astronautas a hacer el trabajo rutinario en la EEI. Y el pasado 14 de junio, Bumble, uno de estos dispositivos llegó a la Estación Espacial Internacional y ya vuela por sus pasillos, un poco al estilo de las esferas voladoras de StarWars y otras películas de ciencia ficción, aunque los Astrobees de la NASA tienen forma de cubo y propulsión en los laterales que les permite moverse solos o ser controlados a distancia.
De momento existen tres asistentes robóticos: Bumble, el primero que ha volado en la EEI, Honey, que también se encuentra a bordo y Queen que será enviado en julio. Los Astrobee pueden ser usados para llevar a cabo mediciones, hacer fotos, grabar sonidos, mover cosas de un lado a otro, o incluso ayudar a los astronautas sujetando objetos. Y la NASA cree que pueden jugar un papel muy significativo en las próximas misiones a la Luna y Marte.
Por su parte Havard ha dado a conocer que su RoboBee, su micro insecto-abeja robótico ha conseguido completar su primer vuelo en solitario, de forma autónoma y sin cables. Se trata de un proyecto en el que trabaja el Laboratorio de Microrrobots de la Universidad desde hace casi dos décadas. Su nuevo diseño incluye un par de alas nuevas que han permitido a los investigadores cortar el cable de alimentación y que el dispositivo vuele solo. Es un robot ultraligero -pesa menos que un clip de papel, y que funciona con minúsculas células solares. Se trata de un avance significativo, ya que en Havard están convencidos de que estos micro-insectos robóticos pueden ser el futuro de los rescates o de la investigación científica.