The Economist defiende que Sánchez “no es un amoral sediento de poder” pero advierte del alto precio de la amnistía
La paz en Cataluña puede ser al precio de agravar el «perenne odio entre izquierda y derecha» y resucitar las «Dos Españas». Con esta idea de fondo analiza el prestigioso semanario británico el acuerdo entre PSOE y Junts sobre la amnistía. Subraya que a pesar de todas las gruesas críticas de la derecha, en el texto del pacto, de la «larga lista de peticiones iniciales de Puigdemont» no se recoge más que el fin de la judicialización del conflicto, ya que el resto o no se menciona o se hace de forma «vaga». Sostiene que la furia con la que la derecha ha acogido el acuerdo «es tan intensa, porque garantiza que Sánchez seguirá gobernando». Y sobre el presidente español asegura: «no es el amoral y sediento de poder que describen sus rivales conservadores», aunque apunta que la amnistía a cambio de la investidura, sí puede ser retratado como algo «sucio en su propio beneficio». Pero por encima de todo advierte del alto precio que puede pagar por gobernar en cuanto a crispación con la derecha: «un atmósfera calmada y razonable parece más lejos que nunca».
After weeks of tortuous negotiations, a deal to pardon thousands involved in Catalonia’s illegal independence referendum in 2017 was announced by Pedro Sánchez.
But a calm and reasonable political atmosphere in Madrid seems as far away as ever https://t.co/jCwuRPyUu3
— The Economist (@TheEconomist) November 10, 2023
The Economist empieza repasando la retahíla de insultos de Vox, PP, Aznar o el CGPJ a Pedro Sánchez, -hablando de golpe, de principio del fin de la democracia o de poner la constitución al servicio de separatistas y terroristas-, tras anunciarse el acuerdo con Junts y la amnistía e ironiza apuntando «no corren el riesgo de infravalorar la cuestión». Pero enfatiza que el pacto entre PSOE y Junts empieza resaltando que ambos partidos seguirán estando en desacuerdo, en particular sobre el referéndum, pero defienden el fin de la judicialización del conflicto. Y subraya que esa parece la única cuestión de la «larga lista de peticiones iniciales de Puigdemont» en la que parece haber ganado. Y lo justifica señalando que con respecto a un verificador internacional que pedían los independentistas, solo de menciona un «vago mecanismo más que un mediador» y en cuanto al reconocimiento de los tratados internacionales como marco legal para el conflicto que también pedía Puigdemont, dado que la Constitución declara la inviolabilidad de la integridad territorial, señala: «ningún primer ministro español podría nunca aceptarlo y no se menciona en el acuerdo».
El artículo detalla cómo pese a esto, «la furia de la derecha era predecible» y se ha desatado con manifestaciones, algunas violentas, y declaraciones contundentes de Feijóo, Ayuso o Abascal. Pero apunta: «su furia es tan intensa porque la permanencia de Pedro Sánchez en el poder parece asegurada». Señala eso sí que habrá que esperar para ver si el pacto estabiliza el conflicto en Cataluña, y recoge que los independentistas más radicales prometen insistir en su lucha e incluso de habla de crear otro partido. Pero considera que «el movimiento independentista parece cansado» y cree que muchos catalanes están deseando poder centrarse en otra cosa.
Finalmente el semanario británico pone de relieve que la paz en Cataluña puede ser al precio de «agravar el perenne odio entre izquierda y derecha en España». Se muestra contundente al defender a Pedro Sánchez de quien asegura: «No es el amoral y sediento de poder que describen sus rivales conservadores», aunque apunta que la amnistía que ha ofrecido para lograr su investidura y a la que se había opuesto antes, «puede fácilmente ser descrita como un sucio acuerdo en su beneficio personal». Y termina advirtiendo de que la cara b del acuerdo con Junts, es que puede suponer un avance en Cataluña, pero «la atmósfera política calmada y razonable en Madrid parece más lejos que nunca» y el gobierno en minoría de Sánchez penderá además de los «hilos más finos».
The Economist es un semanario británico que se publica desde 1843 y considerado un referente en el análisis de las relaciones internacionales y la economía. Su opinión influye en la imagen exterior de los países, en los inversores internacionales y marca la agenda de otros medios de comunicación. Desde agosto de 2015 ha dejado de pertenecer a Pearson y ahora Exor, compañía de la familia italiana Agnelli dueña de Fiat, controla el 43,4%. La familia Rothschild posee el 25% de las acciones. El resto se reparte entre otras destacadas familias británicas y empleados y ex trabajadores de la revista. Su línea editorial es neoliberal tanto a nivel económico -a favor del libre mercado, la globalización y la libre inmigración- como en temas sociales -han apoyado el matrimonio gay, la legalización de las drogas o el control de armas-. Y políticamente han respaldado tanto a candidatos conservadores como de izquierdas. Sus artículos no van firmados. Su circulación media en 2023 superaba los 515.000 ejemplares en papel, pero combinada con las suscripciones digitales supera los 1,2 millones de copias.
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