Vertidos producidos por la reapertura de la mina de Aznalcóllar impactarán en Doñana
En 1998, la ruptura de la balsa de lodos tóxicos de la mina de Aznalcóllar provocó uno de los mayores desastres ecológicos de España que afectó significativamente a toda la zona y al Parque Nacional de Doñana. En noviembre de 2022, la Junta de Andalucía anunció el permiso favorable a la reapertura de la mina. Ahora el proyecto ha entrado en una fase que obliga al vaciado de las balsas, lo que puede provocar vertidos durante 18 meses. Juan López de Uralde lo analiza en el programa La Cafetera de Radiocable.com y enfatiza que los vertidos de la mina se van a añadir a los impactos que ya sufre Doñana por la falta de agua y los regadíos ilegales.
«Para reabrir la mina de Aznalcóllar, lo primero que hay que hacer es vaciar del todo la balsa, produciendo un vertido de miles de metros cúbicos de residuos tóxicos, continuando las agresiones para una Doñana que ya está muy dañada». @juralde en @radiolacafetera pic.twitter.com/YHR6j0EGrA
— Alianza Verde (@AlianzaVerde_) November 14, 2023
Juan López de Uralde resalta que la noticia de la reapertura de la mina de Aznalcollar nos retrotrae «a finales de los años 90, cuando la presa de la balsa se rompió y se vertieron 5 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos en el entorno del parque nacional de Doñana en una de las mayores tragedias ambientales vividas en España». Recuerda asimismo, que la multinacional que operaba la mina, Boliden, se fue de España sin asumir ninguno de los enormes costes que supuso la limpieza de Doñana. Resalta que fue entonces la Junta de Andalucía quien retiró los lodos tóxicos y limpió la zona evitando que la situación empeorara «pero lo tuvimos que pagar todos los españoles, porque la empresa se fue de rositas».
Y denuncia que 25 años después, «como si fuera una pesadilla», la Junta de Andalucía que ahora gobierna el PP y Juanma Moreno ha anunciado que se va a reabrir la mina. Pero el ex director de Greenpeace enfatiza que «para reabrir la mina de Aznalcóllar, lo primero que hay que hacer es vaciar del todo la balsa, produciendo un vertido de miles de metros cúbicos de residuos tóxicos, continuando las agresiones para una Doñana que ya está muy dañada». Señala que el parque sigue sufriendo el impacto de la falta de agua y los regadíos ilegales a los que ahora se añadirán los vertido mineros: «Es una mala noticia y una marcha atrás».
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