En estas elecciones europeas de 2024 por primera vez han votado jóvenes de 16 años de países como Alemania, Bélgica, Austria o Malta, pero la evolución del voto juvenil al Parlamento Europeo ha ido sufriendo, tanto en participación como en preferencias, cambios significativos desde 1999. Lo analizan en The Conversation donde ponen de relieve una significativa reducción de la abstención a partir de 2009 y un fuerte incremento de apoyo a partidos alternativos. Pero además se apunta que en 2024 ha habido una importante polarización del voto juvenil, con mucho apoyo a partidos progresistas y verdes… pero también de extrema derecha. Aunque se subraya una característica positiva: el euroescepticismo es más habitual en generaciones mayores, mientras la juventud es más europeísta.


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Jesús Palomar i Baget, Universitat de Barcelona

En las últimas cinco elecciones al Parlamento Europeo, la participación y las preferencias de los jóvenes han experimentado cambios significativos. Desde 1999 hasta 2019, su comportamiento electoral ha evolucionado en respuesta a diversos factores socioeconómicos, políticos y culturales.

Esta evolución no ha sido uniforme en todos los estados miembros, reflejando la diversidad política y social de la Unión Europea. Es importante también destacar que la evolución del voto de los jóvenes varía significativamente entre los estados miembros, reflejando preocupaciones locales y el contexto socioeconómico.

Además, hay que tener en cuenta que este año, por primera vez, en Alemania, Austria, Bélgica y Malta podían votar todos los ciudadanos mayores de 16 años, y en Grecia todos los mayores de 17, lo que abría las elecciones a nuevos y jóvenes votantes.

Los intereses de la juventud en la Unión Europea

Aunque puede parecer contrario a las noticias más actuales sobre el auge de la extrema derecha entre las generaciones más jóvenes, la tendencia es preocupante por ascendente, pero no deja de ser minoritaria.

La juventud de la Unión Europea muestra un creciente interés por los temas políticos y sociales que afectan directamente a su futuro. Entre las principales preocupaciones destacan el cambio climático y la sostenibilidad ambiental, impulsando un fuerte apoyo a políticas y partidos verdes que promuevan acciones contundentes para combatir el calentamiento global.

La justicia social y la equidad también son prioridades, con un énfasis en la lucha contra la desigualdad económica y la discriminación. Los jóvenes europeos valoran la educación accesible y de calidad y buscan oportunidades de empleo digno en un mercado laboral cambiante.

La migración y los derechos humanos son temas críticos, con una notable defensa de los derechos de los refugiados y los inmigrantes. La reforma democrática y la transparencia gubernamental también preocupan a esta generación, que demanda una mayor participación ciudadana y responsabilidad política en la toma de decisiones.

La evolución del voto juvenil en las elecciones al Parlamento Europeo

En 1999, la participación juvenil en las elecciones europeas fue inferior en relación con otros grupos de edad. La tendencia general hacia la abstención se podía justificar por una desconexión con las instituciones europeas y la percepción de utilidad de la Unión Europea. Aquellos que votaron tendieron a apoyar partidos tradicionales y moderados, reflejando un alineamiento con las políticas establecidas y una menor inclinación hacia movimientos extremos.

La elección de 2004 mostró una ligera mejora en la participación juvenil, impulsada en parte por la ampliación de la UE y el consiguiente interés en la integración europea. No obstante, la preferencia por los partidos tradicionales aún predominaba.

Un cambio más notable se observó en las elecciones de 2009. La crisis financiera mundial había generado un sentimiento de insatisfacción y desilusión entre los jóvenes europeos. Este contexto vio un aumento en el apoyo a partidos minoritarios y emergentes, incluidos los partidos verdes y los movimientos populistas, que ofrecían alternativas a las políticas de austeridad y prometían reformas más radicales.

En 2014, la tendencia hacia el apoyo a partidos alternativos se consolidó. La participación juvenil aumentó, alcanzando el 28 %, impulsada por campañas dirigidas específicamente a jóvenes y un mayor uso de las redes sociales. Los partidos verdes y de izquierda ganaron terreno, reflejando las preocupaciones de los jóvenes sobre el cambio climático, la justicia social y los derechos humanos.

Las elecciones de 2019 marcaron un punto culminante en esta evolución. La participación juvenil alcanzó niveles récord en muchos estados miembros, con una media de 42 % en toda la Unión, destacando un renovado interés en la política europea. Los jóvenes votaron en gran medida por partidos que abogaban por la acción climática, la justicia social y la reforma democrática. En muchos países, los partidos verdes y progresistas obtuvieron resultados históricos, indicando un cambio significativo en las prioridades de los votantes jóvenes.

¿Qué habrá votado la juventud europea en las elecciones de 2024?

Aún es pronto para conocer con certeza la evolución del voto juvenil en las elecciones de 2024, aunque un 64 % de los jóvenes expresaron, en el último Eurobarómetro, su intención de ir a votar. En Dinamarca, por ejemplo, el porcentaje ascendía en las encuestas hasta un 82 %. El hecho de que la participación haya crecido, aunque sea mínimamente, podría significar que la juventud europea ha mantenido su implicación.

A pesar de que muchos jóvenes todavía apoyan a los partidos progresistas y verdes, el incremento muy considerable de la derecha y la extrema derecha le debe mucho a esta franja de edad. Esto augura una importante polarización del voto juvenil en la Unión Europea.

Por un lado, los jóvenes se habrán centrado en dar apoyo a organizaciones políticas que abordan sus intereses globales: sostenibilidad, futuro de los jóvenes (educación y empleo), derechos humanos, posicionamiento en relación a conflictos bélicos (especialmente en Ucrania y Palestina) y políticas globales sobre la gestión de la inmigración y refugiados. En Italia, por ejemplo, aunque ha triunfado el partido de Giorgia Meloni, Fratelli d’Italia, el voto juvenil ha comenzado a escorarse a la izquierda.

Por otro lado, habrá tenido un peso relevante la defensa del estado-nación dentro del marco de la Unión Europea, con un apoyo significativo a organizaciones de extrema derecha y populistas, especialmente en aquellos países donde estos movimientos tienen un papel relevante o incluso gobiernan.

En Alemania, los primeros sondeos indican que el partido de extrema derecha AfD ha subido cinco puntos en apoyos en el grupo de votantes de 16 a 24 años. En Francia, el partido de Marine Le Pen, Rassemblement National, es el más votado en la franja de edad 18-34 años.

En España, dos de cada diez votantes de entre 18 a 24 años declararon en el último sondeo del CIS que votarían por los partidos de extrema derecha Vox (un 12,2 %) y Se acabó la fiesta (un 9,8 %). Mientras, los partidos de izquierdas (PSOE, Sumar y Podemos) sumarían, en esa franja de edad, el apoyo del 24,2 % del electorado.

Que el incremento de los partidos ultraconservadores y de extrema derecha se haya producido especialmente en los países fundadores de la UE puede haber hecho que la atención de parte del voto juvenil se pose en estos partidos políticos.

Además, no hay que obviar que los partidos de extrema derecha se comunican cada vez más a través de redes sociales, donde acumulan millones de seguidores, muchos más que otras formaciones políticas. Ese dato, sumado a la encuesta juvenil elaborada por el Parlamento Europeo en 2021, que declara que los más jóvenes utilizan mayoritariamente Instagram (64 %) y TikTok (25 %) para informarse, explica en parte el impacto de estas formaciones en el público joven.

Las instituciones europeas son conscientes de esta realidad y por ello, antes de las elecciones, han impulsado campañas para fomentar la participación, destacando la utilidad de las instituciones comunitarias y promoviendo la información y transparencia para este colectivo de la sociedad.

Los datos demuestran el relevante papel del voto juvenil en las elecciones europeas. Se puede considerar que el euroescepticismo que conlleva en muchos casos a la abstención es más habitual en generaciones mayores. La juventud parece ser más europeísta, más allá del sentido de su voto.The Conversation

Jesús Palomar i Baget, Profesor de Ciencia Política, Universitat de Barcelona

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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