Según la agencia meteorológica de la ONU, en torno a 2066 podría recuperar el ozono sobre la Antártida los niveles de 1980, antes de que apareciera cualquier agujero en la capa, y confirmarse del todo la recuperación de este indicador que se inició en el año 2000.


La Organización Meteorológica Mundial espera que, si se mantienen las políticas actuales, la capa de ozono recupere los valores de 1980 (antes de la aparición del agujero de ozono) hacia 2066 en la Antártida, hacia 2045 en el Ártico y hacia 2040 en el resto del mundo. El Boletín sobre el Ozono y los Rayos Ultravioletas de la OMM confirmó que el agujero de ozono antártico ha ido mejorando lentamente en superficie y profundidad desde el año 2000, según la evaluación científica más reciente.

La publicación del boletín coincidió con el Día Mundial del Ozono, que celebra la aplicación del Protocolo de Montreal y la posterior enmienda al pacto, conocida como Acuerdo de Kigali. Ese acuerdo internacional clave puso fin a la producción de «sustancias nocivas que agotan la capa de ozono».

La OMM señala que, el año 2023 estuvo marcado por dos características inusuales: su aparición temprana a finales de agosto y su persistencia hasta bien entrado diciembre. Sin embargo, esto no contradice los descubrimientos de que se ha iniciado la recuperación.

Tras conocerse la noticia, el Secretario General de la ONU, António Guterres, afirmó que es esencial adoptar nuevas medidas de protección: «La Enmienda de Kigali del Protocolo, que se centra en la reducción progresiva de los hidrofluorocarbonos (HFC), potentes gases que calientan el clima, puede contribuir a avanzar en los esfuerzos de mitigación del cambio climático, protegiendo a las personas y al planeta». Y añadió: «Eso es más necesario que nunca, ya que los récords de temperatura siguen pulverizándose».

La medición es clave

Matt Tully, presidente del Grupo de Asesoramiento Científico sobre el Ozono y la Radiación Solar de Rayos Ultravioleta de la OMM, afirmó que el Programa de Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) proporciona continuamente un apoyo crucial a la ciencia del ozono mediante observaciones, análisis, modelización, gestión de datos y creación de capacidades.

«Es fundamental que las observaciones del ozono, las sustancias que agotan esta capa y la radiación ultravioleta (UV) se mantengan con la calidad, resolución y cobertura mundial necesarias para dar cuenta de los cambios en el ozono durante las próximas décadas», dijo Tully. «Muchos factores influirán en la esperada recuperación del ozono, que debe ser plenamente medida y comprendida».

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