Afganistán
Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: ??La conferencia internacional sobre Afganistán desprende un aire triste. Como de derrota. O, para decirlo más piadosamente, de callejón sin salida. Los sesenta países reunidos en Londres no pueden ocultar que están buscando básicamente una vía de escape. Y es muy comprensible. Todo parece condenado a fallar.
Los halcones que tanto abundan, en España también, suspiran por dejarse de circunloquios y lanzar una guerra abierta y total. Deberían recordar que no es fácil saber muy bien contra quién habría de lanzarse esa guerra, que no es sencillo distinguir a los talibanes irredentos del resto de la comunidad afgana.
Y deberían recordar algo mas. Al talibán ya se le derrotó militarmente. En el año dos mil uno se acabó por las armas con cinco años de gobierno talibán. Asunto liquidado, dijimos… ya vemos lo liquidado que está. Los planes políticos tampoco esperanzan gran cosa. No se olvide que las salidas que se estudian en la conferencia de Londres, giran en torno a Hamid Karzai. Un señor que, tras ganar en agosto unas elecciones fraudulentas, no ha podido formar gobierno y aguarda otras elecciones que nadie sabe ni si se podrán celebrar.
Karzai, el símbolo de la corrupción, desprestigiado por completo en su país, condena al fracaso cuanto toque. Y otra cosa: el plan que se estudia es el paradigma de la debilidad. Comprar afganos, pagar a los afganos en paro -principal vivero de los talibanes- para que vayan por el buen camino y trabajen para la reconstrucción del país. Y, mientras tanto, continuar adiestrando a las fuerzas armadas afganas para que comiencen a responsabilizarse de su seguridad.
A primeros de dos mil once ya se habrán de hacer cargo de algunas provincias. Y, según anuncio Obama, en julio de ese dos mil once, se podía iniciar la retirada.
Todo suena a irreal, a inviable, a cuentos que nos contamos sin convicción. Las salidas políticas necesitarían, en el mejor de los casos, muchos años. Y todos quieren irse lo antes posible. Este es el drama de Afganistán. No se vé cómo ganar y no se puede perder.»