Al fin limpian Palomares y hallan las zanjas radiactivas que EEUU escondió
Han hecho falta que pasaran 42 años desde el incidente de Palomares, para que investigadores españoles encontraran por fin las zanjas en las que el Ejercito estadounidense enterró residuos y tierra contaminada en 1966. Dijeron que se habían llevado toda la tierra con plutonio, 1,6 toneladas, pero al parecer quedaron algunos restos que fueron escondidos. Ahora los gobiernos de EEUU y España colaboran para descontaminar definitivamente la zona.
Las dos trincheras tienen tres metros de profundida de media, 30 de largo y 10 de ancho. Cada una con 1.000 metros cúbicos de material radiactivo, segun explica en el diario El Pais, la responsable del Departamento de Medio Ambiente del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), encargado de estas tareas. En 2004 comenzó el proceso de descontaminación y en 2006, España y EEUU firmaron un acuerdo para limpiar la zona y compartir la responsabilidad.
Tuvieron que pasar 30 años para que las administraciones estudiaran con detenimiento la descontaminación del mayor accidente nuclear en una zona habitada, aunque fuera con muy poca población. Y curiosamente el detonante fue un proyecto urbanístico de 1996 que pretendía construir 10.000 viviendas en la localidad. Hasta entonces, el «control» se había limitado a analisis de salud del millar de habitantes de Palomares… pagados con dinero de EEUU.
En 2004 se empezaron las mediciones y estudios para hallar residuos radiactivos y en 2006 se supo que había más de 200 hectáreas contaminadas en superficie. En febreo de 2008 se procedió a los analisis subterráneos que han desvelado al existencia de las zanjas.
El caso se remonta al 17 de enero de 1966, cuando dos aviones americanos chocaron en vuelo y se estrellaron sobre el pueblo de Palomares, en Almería. Uno de los aviones era un B-52 que llevaba 4 bombas termonucleares. Dos de las bombas explotaron y esparcieron plutonio por la zona. El Ejercito de EEUU desembarcó en Palomares para hacerse cargo del arma caída en tierra, de la limpieza de la zona y… para buscar la que desapareció en el mar.
El caso de Palomares se hizo famoso por varios motivos. Fue el accidente nuclear más grave sucedido en zona habitada. Y dió lugar a unas insólitas imágenes de Manuel Fraga, entonces Ministro de Información y Turismo, bañándose en la playa de la localidad para demostrar que no había peligro de contaminación.
Pero sobre todo hubo otro protagonista cuyo papel fue destacado, pero ha quedado casi olvidado. Un pescador fue quien ayudó de forma decisiva al Ejercito norteamericano para recuperar la bomba perdida en el mar. Presenció el accidente en el mar y vió el lugar donde cayó y guió hasta alli a los marines. Se llamaba Francisco Simó Orts. Y desde entonces fue conocido como «Paco, el de la bomba».