Boicot del PP, independentismo de facto
Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «El Partido Popular trata de apartar las moscas para acceder al panal de rica miel de la inmigración. Es una golosina degustable por todo tipo de paladares sociales, que los populares intentan introducir en su menú electoral.
Por el momento, no atinan con la receta adecuada. Dicen una cosa y la contraria, sin preocuparse ni poco ni mucho por las contradicciones, porque saben que en la actualidad los vientos solo azotan el rostro del Gobierno. Y que ellos, los miembros del PP, a sotavento, se pueden permitir muchos lujos.
El lío que se está armando para criticar Vic, donde no están ellos, y defender Torrejón, donde sí que están, es de tira cómica. Oír ayer a Esperanza Aguirre, llena de humanidad, defendiendo con cálido verbo a los inmigrantes, un segundo después de haber apoyado al municipio de Torrejón; asistir en el mismo día a las críticas populares al empadronamiento preceptivo y a la defensa del empadronamiento preceptivo por parte de Gallardón, son cosas que, si Rajoy se enterara, calificaría de ocurrencias contrarias al sentido común.
Pero Rajoy no esta para tonterías. Por eso no nota nada raro en que el mismo partido que teme que se rompa España, la rompa un día y otro. Y con una contumacia que, si procediera de Euskadi o Catalunya sería denunciada con estrépito.
Con Madrid y Valencia como abanderados, las comunidades del PP boicotean al Gobierno cual si estuvieran forzando un independentismo de facto. Contra la educación contra la ciudadanía, con la chulería del inglés; contra los ordenadores de educación, con la milonga de la letra demasiado pequeña; contra la norma sanitaria antitabaco, con la demagogia de la excepción nicotínica; contra la ley de dependencia, negando fondos a los beneficiarios legales.
Predicar la España unitaria, sospechar de la deriva del estado autonómico, y utilizar la autonomía para fabricar un frente de obstrucción al gobierno, es el juego al que estamos asistiendo un día si y otro también. El partido que aspira a gobernar, el que según las encuestas puede hacerlo en breve, no dedica un solo minuto a ilusionar a los españoles. A proponerles proyectos esperanzadores. Se limita a cubrir el camino de cáscaras de plátano para que el Gobierno se rompa la crisma. El Gobierno será débil pero la oposición es un espacio vacío.»