Cementerios de elefantes para el PP, ¿destierros para el PSOE?
Ni tengo ganas, ni conozco a David Taguas, el ex asesor de Zapatero fichado por la Seopan (Sociedad de Empresas de Obras Públicas de Ámbito Nacional). Ni siquiera había oido hablar de la Seopan hasta ayer, igual que el 99% de los españoles.
No veo, sin embargo, donde está el problema de que se vaya a trabajar allí, siempre que no viole la ley de incompatibilidad, que para algo fue creada. El problema no está en Taguas, está en nuestra sociedad que otorga al dinero un valor excesivo.
Defender su derecho a aceptar la oferta no significa que me guste él, ni los constructores, ni los ricos en política, ni el sistema en sí. Yo sí que creo en la política profesional y en los políticos profesionales. Sobre todo porque, a día de hoy, todavía no he conocido a un empresario rico dispuesto a dejar de engordar sus cuentas de forma indefinida: siempre tienen un modelo al que envidiar, un pez mayor que él, un objetivo más ambicioso que seguro que no pasa por renunciar a las comodidades del vil metal. Yo solo he conocido ricos que afrontan su paso por la política como una inversión coyuntural. Porque eso es lo que tiene el poder y el dinero: que su voracidad es inagotable, y es paciente de pelotas para alcanzar un objetivo si es gordo.
Dicho lo cual, el sistema social en el que vivimos es el que es y mientras no consigamos cambiarlo, lo que no voy a aceptar es medir a unos y a otros con dos varas diferentes.
Es lamentable que el PP ponga el grito en el cielo por el asunto de Taguas. El caso de Zaplana (PP) que marchará al cementerio de elefantes de Telefónica ha sido el último, pero no el único. Alfredo Timmermans (PP), -que sí que había tenido capacidad de dictar resoluciones relacionadas con Telefónica- también fue a parar al mismo retiro.
Rodrigo Rato (B.Santander), Pío Cabanillas (Acciona) Fernando Bécquer (Iberdrola), Carmen Becerril (Endesa), Rafael Arias Salgado (Carrefour) o Miguel Ángel Rodríguez, que gestionaba los presupuestos del gobierno para la publicidad, y pasó poco después a presidir Carat, una de las agencias de publicidad más importantes del país, son algunos nombres. Y eso por no hablar de Aznar y su yerno convertido en multimillonario de la noche a la mañana.
No me gusta el sistema no. Pero si alguien se ha pensado que hay cementerios para unos y destierros para otros están muy, pero que muy equivocados.