China y Australia, los últimos en emular el sistema de donación de órganos español
El incuestionable liderazgo mundial de España en cuanto a donación de órganos y trasplantes ya ha hecho que para medio planeta el modelo diseñado por la ONT sea la referencia a copiar o en la que inspirarse. Los últimos países en hacerlo han sido Australia y China. Especialmente destacado es el caso del gigante asiático que ha pasado de usar los órganos de los condenados a muerte en sus cárceles a abrazar un sistema de donación voluntaria que se inspira en las características del modelo español.
(Foto: Flickr/Irekia)
España tiene la mayor tasa de donación de órganos del mundo, 40,2 por cada millón de habitantes en 2015 y es líder en esta estadística desde hace 24 años. La media de la UE es de 20, 2. Solo hay un país europeo que «rivaliza» con España en este punto: Croacia, que desde que empezó a implantar el modelo español ha mejorado de forma exponencial sus números y en 2015, de hecho, igualó la tasa española de 40,2 donantes por millón de habitantes, aunque con unos datos totales muy inferiores.
Croacia es sólo uno de los países que se ha inspirado en el sistema español para mejorar su modelo. Australia es otro. Ya en 2008, una iniciativa legal trató de poner remedio a sus «malas» estadísticas de donación de órganos poniendo como ejemplo el sistema español. Hubo cierta mejoría, pero en 2015, el asunto volvió a estar en el ojo del huracán, al registrarse una caída del 3% en el número de donantes. Y tanto medios como instituciones volvieron a mirar hacia España. Rafael Matesanz, director de la ONT y señalado como el «arquitecto» del sistema español estuvo asesorando a los médicos australianos.
En Australia muchas voces apuntaron a que el secreto de España estaba en que la legislación establece que las personas son donantes automáticamente salvo que manifiesten expresamente su rechazo a serlo, a diferencia de la legislación local en la que solo se considera donante a quien manifiesta su voluntad de serlo. Pero Matesanz precisó que esto no es la «fórmula mágica», ya que en España siempre se consulta a la familia y se respeta su voluntad. Insistió en que el secreto del éxito es la coordinación a nivel nacional del sistema, la existencia de un responsable de trasplantes en cada centro y sobre todo la formación del personal encargado de hablar con las familias de los fallecidos. Y el refuerzo a esta formación es precisamente lo que se ha incluido en las recomendaciones que el Comité Nacional Australiano de 2016 para mejorar los números del país.
Y más simbólica aún ha sido la cooperación español con China. Hace cinco años, Pekín decidió abandonar el controvertido sistema que aprovechaba los órganos de los ejecutados en las cárceles del país para trasplantarlos -algo prohibido desde 20015- y decidió adoptar un modelo de donación voluntaria. Huang Jiefu, exministro de Salud y actual director del Comité de Donación de Órganos y Trasplante de China, explicó en una reciente mesa redonda en Pekín que eligieron el sistema español como referencia porque es líder mundial y está basado en las UCIs, lo que lo convierte en especialmente apropiado para trasladarlo a la realidad china.
En este sentido, China ha adaptado sobre todo la gestión: las donaciones se buscan en los hospitales, por parte de equipos médicos de las UCIs especialmente formados. Y en esa formación ha sido clave España. En virtud de los acuerdos bilaterales, cada año se forma a 200 profesionales chinos, por lo que ya hay unos 1.000 profesionales de la salud china que han recibido asesoramiento español, la mayoría en suelo asiático, aunque unos 50 lo han hecho en España.
Gracias al nuevo sistema, China ya duplicó en 2015 su tasa de donación, pasando de 1,2 por cada millón de habitante a 2,1. Y este año se espera que llegue a 4 donaciones por millón. El objetivo de las autoridades es llegar a las 10 donaciones, lo que en un país de 1.370 millones de personas, generaría un volumen de trasplantes de enormes proporciones. De hecho en términos absolutos, China, si se cumplen las previsiones, podría superar a España en número total de trasplantes en 2020 y convertirse en líder mundial… en parte, eso si, gracias a la cooperación hispana.