danielmillas.jpgJuan José Millás publica hoy, en el país, un reportaje digno de ser devorado.
Nos acerca la vida de Daniel Alvárez, sordo desde los cuatro años y ciego desde los treinta. Daniel, trabaja en la Once y es presidente de la Asociación de Sordociegos de España. Todo contacto con el mundo exterior es a través de la palma de su mano, por la que se comunica por medio de un intérprete.
Está casado, tiene una niña de 10 años y cada día se levanta para ir a trabajar. La vuelta a casa la hace en transporte público para no perder el hábito de independencia adquirida.
Respecto a sus recuerdos auditivos y visuales comenta que añora la música y que recuerda oír a su padre cantar. Cuando sueña,  ve las caras que conoció en el pasado y las que no conoce, como las de su mujer y su hija, las ve borrosas.
Daniel es una persona acostumbrada a la comunicación tactil, si no le tocan o toca, no tiene contacto con el mundo exterior.
Tocar, es sentir de otra manera, un sentido que las personas que vemos y oímos apenas tenemos desarrollado. Cuando alguien desconocido te toca o te roza, pasa algo, algo que generalmente solemos evitar. Cuando das la mano a una persona, recibes mucha información: la temperatura, la forma en la se acerca a ti esa persona, en resumen :  la energía de un individuo. Daniel no oye ni ve, pero hace cada día algo mucho más humano que eso,  que es,  el contacto físico con la persona que tiene delante�?�un signo del que deberíamos aprender. Algo que por cultura, educación o costumbre muchas personas hemos obviado  haciéndonos más �??fríodistantementeducados�?� hacia los demás. 
Millás ha pasado unas horas con Daniel y nos acerca cómo es la vida de un sordociego minuto a minuto.

Mira el documental.

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