De nacer en el mar como refugiado a futbolista de élite
La historia de Antonio Rio Mavuba es digna de una película de Hollywood. Nació en una barcaza en alta mar cuando sus padres huían de la guerra civil de Angola. Por ello hasta hace dos años era un apátrida sin nacionalidad. Pero su habilidad con el balón, le sacó de la marginación, le ayudó a conseguir el pasaporte francés y ahora juega en el Villareal, de la Primera División española. Ha contado su historia para ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados.
Su padre, Ricky Mavuba también era futbolista y jugó con Zaire (la actual República Democrática del Congo) en la final de la Copa del Mundo de 1974. Luego las cosas se complicaron para la familia. La madre de Antonio era angoleña y cuando estalló la guerra civil, tuvieron que huir en barco. Por eso, el hoy futbolista del Villareal nació en alta mar en marzo de 1984, aunque ni siquiera está seguro de en qué mar, porque el barco viajaba en secreto. Llegaron a Francia como refugiados en ese mismo 1984, pero Mavuba quedó como apátrida.
Sin embargo pudo desenvolverse sin demasiados problemas. Entró en la escuela infantil de los Girondins de Burdeos, protegido por Patrick Battiston, el internacional frances, y dió el salto al primer equipo. Hasta que en septiembre de 2004, el selecionador galo, Raymond Domenech quiso darle una oportunidad. Entonces salió a la palestra el problema de su falta de nacionalidad. Pero los medios de comunicación se hicieron eco de su caso y aceleraron el proceso administrativo y poco después le dieron el pasaporte francés. Eso sí, como lugar de nacimiento figura «nacido en el mar».
Este verano fue fichado por el Villareal y contempla desde España la llegada de muchos de sus compatriotas de origen, a bordo de cayucos y pateras: «La gente lo abandona todo: familia, hogares, trabajo, amigos y demás. Quieren encontrar una vida mejor en otro continente arriesgándolo todo y perdiendo todo lo que tienen? El número de muertos en el mar es una tragedia, pero nadie sabe la cifra real… La solución podría pasar por buscar un compromiso entre los países de origen y los países de destino para ayudar a esta gente y garantizarles una vida mejor en sus países, por lo menos eso, que no tengan que huir por culpa de la guerra o peligro».