Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?/ english edition.
Estoy harto de escuchar y leer a políticos, periodistas e intelectuales varios que la culpa de la crisis la tienen los mercados. A los movimientos de ciudadanos indignados se les echa en cara que no tienen cara, ¿y quiénes son los mercados, que algunos también llaman mercados financieros internacionales? Si realmente la culpa es de los mercados, identifíquese quiénes son, personas con nombres y apellidos que se han hecho y se siguen haciendo millonarios y que sean ellos los que paguen la salida de la crisis. ¿Cuál ha sido el concepto de riesgo para los bancos en este periodo reciente de despilfarro? Y por cierto, ¿qué ha pasado con la refundación del capitalismo?
Por otra parte, echarle la culpa de la crisis a los mercados es una simplificación de la realidad. ¿Nos enteramos ahora que hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades creando una sociedad del bienestar que ahora no podemos pagar sencillamente porque no tenemos dinero suficiente? Y estoy hablando de los deudores, instituciones públicas, gestionadas por políticos, empresas privadas gestionadas por empresarios y también ciudadanos de a pie con hipotecas salvajes.
Me viene a la mente una sencilla y profunda reflexíón del Principito, los adultos sólo piensan en números, yo precisaría en magnitudes y especialmente en dinero. Y yo añadiría que en esta sociedad tan capitalista y consumista que hemos creado entre todos también los jóvenes y los niños sólo piensan en dinero. Absolutamente todo se compra y se vende, cualquier día alguien venderá a su propia madre. ¿Qué papel está jugando la educación en esta sociedad que estamos cambiando tan rápidamente?
Estoy harto de escuchar y leer a políticos, periodistas e intelectuales varios que no hay otro camino para salir de la crisis que recortar gastos, incrementar ingresos y crear puestos de trabajo. Esto es obvio, pero qué gastos y qué ingresos. No hay por tanto un único camino. Estoy harto de tanta simplificación de la realidad por parte de políticos, periodistas e intelectuales varios.
Los acampados en la puerta del Sol en su día acordaron un manifiesto que se puede resumir en la exigencia a la clase política de una mejora de la ley electoral y de una mayor participación ciudadana y por supuesto de la responsabilidad contraida en las urnas (el voto ciudadano es un contrato y no un cheque en blanco), de una absoluta ausencia de corrupción y mayor transparencia y de una mejor gestión que no esté supeditada a los mercados. Y también algo que reclamo también de periodistas e intelectuales varios, y que los ciudadanos indignados llamaron la recuperación de la palabra. No caigamos en la palabrería fácil y huyamos de las descalificaciones, insultos y meras descripciones y entremos en el debate de las ideas y argumentemos con contenidos.
Aquellas exigencias supusieron unos puntos básicos mínimos con los que muchos ciudadanos estamos absolutamente de acuerdo. Yo añadiría otra exigencia que también he podido escuchar y leer entre el batiburrillo de propuestas no necesariamente de los movimientos de ciudadanos indignados, pues por Internet llegan propuestas de muchos otros ciudadanos también indignados, la desaparición de todos los privilegios de los políticos.
Asistimos a pequeños gestos de escucha de los dos partidos mayoritarios, especialmente del PP que en el poder de muchas Comunidades Autónomas empieza a tomar algunas medidas de austeridad en la línea de la supresión de ciertos privilegios y también empezamos a escuchar y leer que la ley electoral puede ser cambiada. ¡Enhorabuena, pero no olvidemos que queremos hechos, responsabilidad y coherencia!
Y finalmente, quiero animar a todos los ciudadanos indignados que en las próximas elecciones generales no encuentren un partido político en el que confiar su voto acudan a votar NULO, somos muchos los ciudadanos indignados que reclamamos una regeneración política y la manera más legal y pacífica de hacerlo es acudiendo a votar, incluso aquellos que no hemos votado nunca.
¡Un voto NULO mayoritario será sin duda una llamada de atención a nuestra clase política!
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Estoy harto de escuchar y leer a políticos, periodistas e intelectuales varios que la culpa de la crisis la tienen los mercados. A los movimientos de ciudadanos indignados se les echa en cara que no tienen cara, ¿y quiénes son los mercados, que algunos también llaman mercados financieros internacionales? Si realmente la culpa es de los mercados, identifíquese quiénes son, personas con nombres y apellidos que se han hecho y se siguen haciendo millonarios y que sean ellos los que paguen la salida de la crisis. ¿Cuál ha sido el concepto de riesgo para los bancos en este periodo reciente de despilfarro? Y por cierto, ¿qué ha pasado con la refundación del capitalismo?
Por otra parte, echarle la culpa de la crisis a los mercados es una simplificación de la realidad. ¿Nos enteramos ahora que hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades creando una sociedad del bienestar que ahora no podemos pagar sencillamente porque no tenemos dinero suficiente? Y estoy hablando de los deudores, instituciones públicas, gestionadas por políticos, empresas privadas gestionadas por empresarios y también ciudadanos de a pie con hipotecas salvajes.
Me viene a la mente una sencilla y profunda reflexíón del Principito, los adultos sólo piensan en números, yo precisaría en magnitudes y especialmente en dinero. Y yo añadiría que en esta sociedad tan capitalista y consumista que hemos creado entre todos también los jóvenes y los niños sólo piensan en dinero. Absolutamente todo se compra y se vende, cualquier día alguien venderá a su propia madre. ¿Qué papel está jugando la educación en esta sociedad que estamos cambiando tan rápidamente?
Estoy harto de escuchar y leer a políticos, periodistas e intelectuales varios que no hay otro camino para salir de la crisis que recortar gastos, incrementar ingresos y crear puestos de trabajo. Esto es obvio, pero qué gastos y qué ingresos. No hay por tanto un único camino. Estoy harto de tanta simplificación de la realidad por parte de políticos, periodistas e intelectuales varios.
Los acampados en la puerta del Sol en su día acordaron un manifiesto que se puede resumir en la exigencia a la clase política de una mejora de la ley electoral y de una mayor participación ciudadana y por supuesto de la responsabilidad contraida en las urnas (el voto ciudadano es un contrato y no un cheque en blanco), de una absoluta ausencia de corrupción y mayor transparencia y de una mejor gestión que no esté supeditada a los mercados. Y también algo que reclamo también de periodistas e intelectuales varios, y que los ciudadanos indignados llamaron la recuperación de la palabra. No caigamos en la palabrería fácil y huyamos de las descalificaciones, insultos y meras descripciones y entremos en el debate de las ideas y argumentemos con contenidos.
Aquellas exigencias supusieron unos puntos básicos mínimos con los que muchos ciudadanos estamos absolutamente de acuerdo. Yo añadiría otra exigencia que también he podido escuchar y leer entre el batiburrillo de propuestas no necesariamente de los movimientos de ciudadanos indignados, pues por Internet llegan propuestas de muchos otros ciudadanos también indignados, la desaparición de todos los privilegios de los políticos.
Asistimos a pequeños gestos de escucha de los dos partidos mayoritarios, especialmente del PP que en el poder de muchas Comunidades Autónomas empieza a tomar algunas medidas de austeridad en la línea de la supresión de ciertos privilegios y también empezamos a escuchar y leer que la ley electoral puede ser cambiada. ¡Enhorabuena, pero no olvidemos que queremos hechos, responsabilidad y coherencia!
Y finalmente, quiero animar a todos los ciudadanos indignados que en las próximas elecciones generales no encuentren un partido político en el que confiar su voto acudan a votar NULO, somos muchos los ciudadanos indignados que reclamamos una regeneración política y la manera más legal y pacífica de hacerlo es acudiendo a votar, incluso aquellos que no hemos votado nunca.
¡Un voto NULO mayoritario será sin duda una llamada de atención a nuestra clase política!
Entre todos podemos.