En el Día Mundial de la Tierra, la ONU llama a restaurar las tierras degradadas
El 40% de las zonas de tierras del planeta están degradadas y esto provoca problemas como pérdida de cosechas, desaparición de fuentes de agua, debilitamiento de economías pero también la amenaza de que más de 200 millones de personas se conviertan en migrantes climáticos obligados a desplazamientos masivos. Por ello coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra el 5 de junio, Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas ha instado a todos los países a restaurar las tierras y ecosistemas degradados.
Hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial.
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— Noticias ONU (@NoticiasONU) June 5, 2024
El titular de la ONU ha llamado la atención sobre la pérdida de cosechas, la desaparición de fuentes de agua y el debilitamiento de las economías debido a la degradación de la tierra. Por su parte, la agencia para las migraciones advierte que más de 216 millones de personas podrían convertirse en migrantes climáticos internos en 2050. “Los países deben cumplir todos sus compromisos para restaurar las tierras y los ecosistemas degradados”, declaró el Secretario General de la ONU, en vísperas de la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente, cuyo tema central este año es Restauración de las tierras, desertificación y resiliencia frente a las sequías.
Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial. El número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000 y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050.
“Pese a que la humanidad depende de la tierra, en todo el mundo, una combinación tóxica de contaminación, caos climático y eliminación de la biodiversidad está convirtiendo tierras sanas en desiertos y ecosistemas prósperos en zonas muertas”, advirtió António Guterres. “Se están aniquilando bosques y praderas, y se está minando la fuerza de la tierra para sostener los ecosistemas, la agricultura y las comunidades”.
El titular de la ONU señaló que, en consecuencia, se pierden las cosechas, desaparecen las fuentes de agua, se debilitan las economías y corren peligro las comunidades, lo que afecta más gravemente a los más pobres. Añadió que se trata de un «ciclo mortal”, pues el uso de la tierra es responsable del 11% de las emisiones de dióxido de carbono que calientan el planeta, las cuales, a su vez, potencian la desertificación. “Es hora de salir de este ciclo”, sentenció.
El costo de la inacción
Guterres instó a los países a cumplir con el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal y a aprovechar su nuevo plan nacional de acción por el clima para definir cómo detendrán y revertirán la deforestación de aquí a 2030.
“La inacción nos está costando caro, pero las medidas rápidas y eficaces tiene sentido desde el punto de vista económico: cada dólar invertido en restaurar los ecosistemas genera hasta 30 dólares en beneficios económicos”, dijo, enfatizando que es necesario aumentar drásticamente la financiación para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse a los fenómenos meteorológicos violentos, proteger la naturaleza y apoyar el desarrollo sostenible.
«Somos la Generación de la Restauración. Construyamos juntos un futuro sostenible para la tierra y para la humanidad», dijo.
Desplazamientos provocados por la degradación
Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señaló que la degradación del suelo afecta de manera directa la vida de las personas y sus medios de subsistencia, amenazando la seguridad alimentaria y del agua y provocando migración y desplazamiento.
El organismo destacó que, cada año, millones de personas son desplazadas por las catástrofes. En 2023, los desastres provocaron 26,4 millones de nuevos desplazamientos internos. De acuerdo con el Banco Mundial, sin una acción climática y para el desarrollo, temprana y concertada, más de 216 millones de personas podrían convertirse en migrantes climáticos internos en 2050.
“Urge emprender acciones concretas. La OIM convoca a todos los gobiernos y partes interesadas para abordar la realidad de la crisis climática, brindando soluciones concretas para las personas que ya están en movimiento, para las que desean mudarse y para las que quieren quedarse”, señalaron.
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