Diferenciar hoy el bien del mal
Es curioso. A pesar del grado de desarrollo que ha conseguido el ser humano, se hace cada vez más dificil distinguir el bien del mal. No se trata tanto de valores supremos como la vida, donde hay un cierto consenso -y no siempre-, sino de todas aquellas decisiones técnicas que se toman a nuestro alrededor.
¿Es el bien sólo una cuestión de oratoria? ¿Cómo es posible que una misma decisión pueda ser explicada de formas tan antagónicas? ¿Existen por tanto las decisiones técnicas o sólo son justificaciones?
Un ejemplo cualquiera. La opinión de la prensa hoy sobre la Financiación:
EL PAIS: «Un modelo más justo».
ABC: «Financiación con trampa».
Ambos textos son solventes y argumentados y sin embargo defienden posiciones totalmente contradictorias.
Antón Losada me dijo una vez sobre Garoña que no debía tratarse como una decisión técnica, sino política: «Porque, por cada informe técnico que haya, muy cualificado, habrá otros tantos de conclusiones opuestas, igualmente cualificados». Losada es académico y por tanto sabe de lo que habla.
Esa reflexión ha sido una de las más reveladoras que he escuchado nunca y a la vez es terrible porque explica muy bien que el mundo hoy se reduce a la semántica, a la capacidad de oratoria que tenga el interlocutor. Quizá siempre fue así.