Discursos que nunca vieron la luz
Recientemente ha vuelto a ser noticia el discurso que escribió William Safire para el presidente Nixon en el caso de que el Apolo XI hubiera fracasado en su intento de llegar a la Luna. Es una práctica habitual en la política escribir dos discursos ante un acontecimiento de gran envergadura. Uno por si sale bien y otro por si sale mal. Sólo se llega a leer uno de ellos, el otro se queda en el cajón.
También existen discursos que nunca se pronuncian porque un acontecimiento trastoca los planes, porque fallece el orador o porque el autor decide cambiarlo a última hora. Radiocable.com ha recopilado unos cuantos textos que han permanecido inéditos y que fueron escrito para grandes personajes históricos como JFK, Eisenhower, Antonio Machado, Albert Eisntein…
«El destino ha decidido que los hombres que fueron a la Luna a explorar en paz, se queden en la Luna descansando en paz», asi empezaba el texto que William Safire escribió y que Nixon hubiera leído a la nación, si Neil Armstrong y Buzz Aldrin hubieran muerto en misión. El borrador permaneció oculto durante años, aunque el propio autor habló de él en 1999 y en 2005, The Smoking Gun publicó en la red el documento. En la web Watergate.info tienen también un corte de audio en el que el propio Safire comenta este discurso nunca dado.
El 4 de junio de 1994, en vísperas del desembarco en Normandía el entonces comandante supremo de las fuerzas aliadas, Dwight D. Eisenhower que luego sería el presidente de EEUU escribió un discurso, por si la operación fracasaba. La nota, escrita a mano y que Eisenhower llevó en el bolsillo durante el desembarco, aún se puede ver en los archivos de su librería presidencial. Y contienen frases como «Si hay alguna culpa o fallo relacionados con este intento, son sólo míos»
En Internet también puede leerse el discurso que John Fitzgerald Kennedy tenía previsto leer en Dallas el 22 de noviembre de 1963, el día que fue asesinado. Irónicamente iba a hablar de la seguridad en el mundo: «La relación entre liderazgo y aprendizaje no es solo esencial a nivel de la comunidad. Es incluso más indispensable en los asuntos mundiales. La ignorancia y la desinformación pueden disminuir el progreso de una ciudad o una empresa, pero además, si se deja que prevalezcan en la política exterior, disminuir la seguridad del país. En un mundo complejo y con problemas contínuos, en un mundo lleno de frustracion e irritación, el lidereazgo americano debe ser guida por la luz del aprendizaje y la razón.»
Antonio Machado fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua en 1927. Pero tardó años en redactar un discurso para formalizar su ingreso. Y cuando en 1931 empezaron las revueltas políticas en España, el tema se aparcó definitivamente. Por ello el poeta nunca pudo leer el texto que había preparado. Sin embargo, Angel González en 1977 quiso homenajear a Machado y rescato ese discurso. En él se decían frases como: ««No soy humanista, ni filólogo, ni erudito. Ando muy flojo en latín porque me lo hizo aborrecer un mal maestro. Estudié el griego con amor, por ansia de leer a Platón, pero tardíamente y tal vez por ello con escaso aprovechamiento. Pobres son mis letras en suma pues, aunque he leído mucho, mi memoria es débil y he retenido muy poco.»
Albert Einstein, en una visita a Argentina en 1925, preparó un discurso que pensaba pronunciar en Buenos Aires como introducción a su curso sobre la teoría de la relatividad. Sin embargo lo habría descartado a último momento en favor de un enfoque más estricto, ciñéndo su curso a temas específicos de física teórica. El Dr. Mauricio Nirenstein (abogado y filósofo), quien actuó como secretario personal de Einstein en su visita, divulgó el llamado «discurso inédito» de Einstein. (PDF)
En 2007, Ted Sorensen, el mítico redactor de discursos de John Kennedy, publicó un texto que tituló «Una nueva visión. El discurso de aceptación de la nominación que me gustaría que leyera el candidato demócrata a presidente en 2008″. Sorensen había ayudado a JFK a redactar las palabras con las que se convirtió en candidato demócrata en 1960. 48 años después y antes de saber que el ganador de las primarias sería Barack Obama, el escritor recuperó algunas de las ideas de entonces como la necesidad de reestablecer el liderazgo moral de su país en el mundo. El discurso nunca fue leído, aunque Sorensen sí influyó y mucho en Obama. De hecho uno de los actuales redactores del presidente de EEUU, Adam Frankel, se formó con él.
En agosto de 2007 se publicó un libro sobre la relación del Papa Pio XI con Hitler y Mussolini de la historiadora Emma Fattorini. En él se incluyó un discurso que el Santo Padre que nunca llegó a pronunciar porque murió antes de poder hacerlo. Toda la primera parte de este discurso está dedicada al seminario, pero se dice que el verdadero objetivo de aquel texto era poner en guardia frente a la desinformación y el espionaje del que eran víctimas el Papa y los obispos.
Existe también un «discurso perdido» de Abraham Lincoln. En realidad fue un discurso que sí pronunció en 1856 en la ciudad de Bloomington. Fue una condena muy dura contra la esclavitud y se considera «perdido» porque ninguno de los periodistas presentes tomó notas de él y solo se pudo informar de qué habia dado un discurso, no de su contenido. Algunos dicen que les hipnotizó con su oratoria. Otras versiones consideran que las palabras fueron tan duras que «se perdieron» intencionadamente.