The Economist señala que el amiguismo político hacia empresas paraliza la economía española
El semanario británico analiza el daño que los favores políticos a empresas «amigas» y la corrupción de las administraciones públicas hacen a la economía española. El artículo se titula: «Corruption in Spain: Inside jobs» y como es costumbre no va firmado. Sostiene que el «amiguismo» y la corrupción pueden ser responsables de la caída de productividad en España y son defectos que hacen más difícil la recuperación.
The Economist empieza con una frase demoledora: «Los españoles están acostumbrados a que sus representantes públicos se llenen los bolsillos haciendo negocios a través de la Administración». Y en este sentido menciona la «poca sorpresa» provocada por las últimas tramas de corrupción conocidas: la de los parques eólicos en Castilla y León y la de los cursos de formación en Andalucía. Describe el amiguismo como la distribución de favores políticos a empresas y apunta que tanto éste como la corrupción explican buena parte del descrédito que afecta los dos grandes partidos españoles. En este sentido cree que el caso de Rodrigo Rato marcó «un pico en la desconfianza» de los españoles en sus políticos.
Pero el texto profundiza en los efectos que esto tiene n¡en la economía y se se hace eco de una investigación de Manuel García Santana y Enrique Moral-Benito que esbozan como el excesivo amiguismo hacia empresas poco productivas en España y la corrupción de las administraciones públicas la paralizan y puede explicar parte de la caída en la productividad en España. Señalan que durante el boom, las compañías menos productivas crecieron más rápido que las más productivas, especialmente donde el gobierno estaba más involucrado, ya fuera otorgando contratos o licencias o dictando legislación.
The Economist es un semanario británico que se publica desde 1843 y considerado un referente en el análisis de las relaciones internacionales y la economía. Su opinión influye en la imagen exterior de los países, en los inversores internacionales y marca la agenda de otros medios de comunicación. Pertenece en un 50% al grupo Pearson -que también edita el Financial Times- mientras que el resto está en manos de accionistas independientes -incluyendo a miembros del staff- y la familia Rothschild. Su linea editorial es neoliberal tanto a nivel económico -a favor del libre mercado, la globalización y la libre inmigración- como en temas sociales -han apoyado el matrimonio gay, la legalización de las drogas o el control de armas-. Y politicamente han respaldado tanto a candidatos conservadores como de izquierdas. Sus artículos no van firmados. Su circulación en 2014 superaba los 1,5 millones ejemplares.
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