“España necesita inmigrantes… pero ¿sigue queriéndolos?” plantea The Economist
Tradicionalmente ha sido un país muy acogedor con la inmigración, pero en los últimos tiempos ha señales de mayor «tensión» al respecto y de cierto replanteamiento sobre esta tolerancia. Es lo que asegura un artículo en el influyente semanario británico que señala que la mayor llegada de inmigrantes de África, sus dificultades para encontrar trabajo y el hecho de que la inmigración ilegal esté siendo uno de los temas recurrentes en las campañas de Vox ha provocado un cambio en la sociedad española. Advierte además de que España se enfrenta «a un reto y a una elección»: favorecer la integración de las segundas generaciones y decidir si quiere acoger más inmigrantes. Algo que según los analistas, «España necesita» pero The Economist cree que «puede requerir más trabajo».
EUROPE: Spain needs immigrants. But does it still want them? https://t.co/SVaif23m0T
— The Economist (@TheEconomistRSS) December 2, 2021
The Economist destaca como las miles de migrantes que llegan a España, muchos de ellos vía la ruta canaria, se encuentran en un país que tradicionalmente ha recibido muy bien la inmigración, pero que ahora «muestra señales de tensión». Recuerda que la España moderna adquirió su población inmigrante más tarde y velozmente que otros países europeos, pasando de 1,2 millones de extranjeros en 1996 a 6,6 millones en 2010. Añade que este estos muchos eran latinoamericanos o rumanos y también bastantes marroquíes. Pero enfatiza que en los últimos años, la mayoría de inmigrantes ha llegado por mar y provenientes de toda África. Menciona a este respecto que este año por primera vez tres de las cinco nacionalidades que más solicitudes de asilo presentaron eran de países africanos.
El artículo enfatiza que cada vez los inmigrantes africanos son más «visibles» en las calles españolas y ante la dificultad para conseguir un permiso de trabajo viven como manteros y se enfrentan al racismo y el acoso policial. Y añade que esta situación ha copado titulares y ha llegado a la política al convertir Vox la lucha contra la inmigración ilegal en un aspecto central de sus campañas. Asegura que ha habido además un aumento de ataques racistas, aunque estos siguen siendo raros. Pero advierte de que ahora «España se enfrenta a un test y a una elección». Detalla que por un lado tiene que asegurar la integración exitosa de la segunda generación de inmigrantes y por otro decidir si quiere admitir más.
Subraya que muchos análisis apuntan que España los necesita, especialmente por la baja tasa de natalidad y las pensiones. Cita incluso estimaciones que señalan que harán falta unos 6 0 7 millones de trabajadores más para poder pagar las jubilaciones en 2040 y será necesario que vengan unos 250.000 cada año de fuera. The Economist subraya que muchos españoles siguen siendo acogedores y recientemente se ha facilitado la obtención de permisos laborales para los menores no acompañados y los pueblos del «despoblado interior» quieren inmigrantes. Pero considera que ante el «cambio radical de la sociedad en una generación» la buena acogida de la inmigración puede seguir, pero «llevará más trabajo».
The Economist es un semanario británico que se publica desde 1843 y considerado un referente en el análisis de las relaciones internacionales y la economía. Su opinión influye en la imagen exterior de los países, en los inversores internacionales y marca la agenda de otros medios de comunicación. Desde agosto de 2015 ha dejado de pertenecer a Pearson y ahora Exor, compañía de la famila italiana Agnelli dueña de Fiat, controla el 43,4%. La familia Rothschild, por su parte, posee el 25% de las acciones y el resto se reparte entre otras destacadas familias británicas, empleados y ex trabajadores de la revista. Su linea editorial es neoliberal tanto a nivel económico -a favor del libre mercado, la globalización y la libre inmigración- como en temas sociales -han apoyado el matrimonio gay, la legalización de las drogas o el control de armas-. Y políticamente han respaldado tanto a candidatos conservadores como de izquierdas. Sus artículos no van firmados. Su circulación a finales de 2019 superaba los 1,5 millones semanales combinando los 900.000 ejemplares en papel con las suscripciones digitales, alcanzando los 5,3 millones de lectores.
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