El iraní al que una portada de The Economist convirtió en símbolo
Ahmad Batebi, tenía 21 años cuando en julio de 1999, un fotógrafo le imortalizó durante una protesta de estudiantes en Teheran portando una camiseta ensangrentada. La imagen fue elegida por el semanario The Economist para su portada con el titular ¿Una segunda revolución irani?
Se convirtió en el icono de esta pequeña rebelión a los ojos del mundo… pero también a los del regimen de los ayatolás, que lo han mantenido encarcelado y torturado durante más de 8 años. Ahora acaba de exiliarse a EEUU y ha revelado detalles de su historia. ?l mismo grabó con una cámara de bolsillo imágenes de su huida a Irak que se pueden ver en un video del New York Times.
Batebi fue detenido incluso antes de que se publicara la revista en 1999, pero su repentina fama hizo que las autoridades se cebaran con él. Le acusaron de ser uno de los líderes de la revuelta y le condenaron a muerte. Un juez le lanzó a la cara un ejemplar y le dijo «Con esto, tu mismo has firmado tu sentencia». Fue la primera vez que el iraní vió su foto.
Una vez libre, Batebi ha hablado con The Economist y asegura que no guarda rencor a la publicación. ?l mismo es fotógrafo -de hecho tiene un fotoblog en la red- y declara comprender lo que supone el periodismo: «Si la revista no hubiera utilizado la foto, otro medio lo habría hecho». La fama le colocó en el ojo del huracán, pero también provocó una campaña de presión internacional que probablemente disuadió a los ayatolás de ejecutarle y rebajaron su sentencia a 15 años de carcel.
En los 8 años que Ahmad Batebi ha pasado entre rejas ha sido torturado y encerrado en celdas aisladas. En varias ocasiones tuvo que recibir asistencia médica debido a la gravedad de su estado y varias veces le dijeron que iban a ejecutarle. Se convirtió en uno de los disidentes iraníes más famosos en el extranjero y organizaciones de derechos humanos hicieron campaña por su causa. Hasta hablaron de él como el Gandhi irani.
Fue liberado en 2005 para casarse, pero la llegada al poder de Ahmadinejad volvió a significar problemas y carcel para él. Hace tres meses decidió huir de su tierra y acabar con su lucha y su calvario. Cruzó primero a Irak en burro, de alli viajó a Australia y finalmente a EEUU donde entró el 24 de junio. (fuente: Guerra y paz)