«Fue educada para creer que es la voluntad de Dios. Ella es la Reina»
Imagino la de debates que se habrán dado en la Casa Real sobre política de comunicación y sobre cómo afrontar una crisis de naturaleza Real como la que ha tenido lugar.
Sin duda, además del anecdotario conocido -el asunto del viaje, las compañías etc-, hay un debate muy sugerente sobre la estrategia de comunicación que debía aplicarse en una crisis como la del Rey.
«Ningún miembro hablará de esto en público. Es un asunto privado» -dijo la Reina.
«El 70% de la gente cree que con sus actos ha dañado a la Monarquía» -contestó el Presidente del Gobierno.
«Fue educada para creer que es la voluntad de Dios. Ella es la Reina» -explicó desde la Casa Real.
Rosalía Santaolalla me dice en twitter: «con menos material S. Frears se marcó The Queen». Cuanta razón. Las tres frases anteriores están extraidas precisamente de la película. Recurro con frecuencia a esta cinta porque Frears retrató la dificultad de comprensión con la que se topó la Casa Real Británica, al comprobar que la valoración de la Institución se desmoronaba sin que ellos pudieran ignorarlo, como en otros tiempos. Con Internet, las redes sociales, twitter, facebook, confidenciales, diarios digitales, cientos de canales de televisión, la prensa rosa… El mundo de hoy exige transparencia y velocidad.
«Antes una crisis la resolvías llamando a los directores de tres periódicos. Hoy no. El tsunami te supera», -resume el responsable de comunicación de un importante centro comercial español.
La Reina Isabel II se topó con esa nueva realidad.
¿Qué ha pasado? -se pregunta en un momento de la película- ¿Cuando he perdido el cariño de mi pueblo?, ¿Por qué ya no sé recuperarlo?
La disculpa del Rey a cámara, con rostro afectado, puede ser observada desde múltiples matices. Unos serán complacientes y otros críticos. Pero hay una palabra que resume la reacción del Rey: eficaz, por los menos temporalmente.
Otra cosa será lo que venga el viernes, cuando los programas del corazón empiecen con la casquería.