Edad de jubilación: ¿trabajar para vivir o vivir para trabajar?
Felipe González es uno de los políticos más lúcidos de Europa, y nadie podría discutir ya esto, independientemente de que se compartan o no sus análisis. Ayer participó en el programa Hoy de Gabilondo, en CNN+, donde coincidimos.
Se refirió allí, a nuestro modelo de sociedad -el español, el europeo, solidario y social-, al que calificó como uno de los mejores del mundo aunque añadió que existe cierta incertidumbre por saber si en esta economía, «que decae», vamos a poder mantener ese sistema. Dijo que para hacerlo habría que» mejorar la productividad por cada hora de trabajo», entre otras cosas. Y señaló que la socialdemocracia consiste en producir más para generar más excedente:
«lo único que hay de izquierdas de verdad es tener un sistema de economía productiva capaz de generar un excedente que permita hacer política social y mantener la cohesión»-añadió.
También reconoció que hay quien le acusa de haber perdido el discurso de izquierdas con esa argumentación.
Hay algo a lo que me gustaría referirme para enlazarlo con esto y con el debate sobre la edad de jubilación, que en este momento se encuentra en la mesa del pacto de toledo.
González aludió a las rigideces de nuestras estructuras (rigideces sindicales, laborales, educativas) como causa de nuestro retraso en ciertos ámbitos. En una de las pausas que hicimos citó, por ejemplo, que en España no existe un facebook o una compañía como twitter, es decir una empresa de garaje que se haya consolidado como poderosa multinacional.
No estoy muy seguro. De hecho un paseo por el proyecto de la Fundación Banesto que recopila las experiencias de los emprendedores españoles nos recordará muchísimos casos de enorme importancia.
Porque aunque en efecto no pueden compararse en dimensión con los casos de éxito de EEUU (aunque Zara tendría mucho que decir sobre eso), son modelos reconocidos globalmente por su calidad.
Es decir, quizá no poseamos a Mcdonalds, pero tenemos al Bulli de Ferrán Adriá. Ambos son negocios gastronómicos, sí, pero uno destaca -y es reconocido mundialmente- por su excelencia y el otro por su dimensión de ventas, entre otras cosas…
Con esto quiero decir que España tiene rigideces atribuibles a su historia ,a su cultura y a su modo de vida, en efecto, pero estas rigideces, lejos de suponer una dificultad nos han permitido desarrollar nuestro sentido de la productividad y el trabajo en otra dirección.
Porque no nos engañemos: España no podrá competir nunca en la producción de paraguas con China, entre otras cosas porque aquí, gracias a esas rigideces, existen los derechos sociales: (bajas, horas extras pagadas, Seguridad Social, vacaciones, jubilaciones etc,) que allí no existen y por lo tanto nuestros productos nunca serán tan baratos. Podemos sin embargo, convertirnos en una potencia mundial en el ámbito del turismo, el sol y la calidad de vida, entre otras muchas cosas. Muchos ansiarán vivir aquí, creedme.
Si tratamos de homogeneizar nuestra cultura con otros referentes, envidiando por ejemplo la productividad ajena, estaremos renunciando precisamente a lo único que nos hace diferentes y que lejos de ser una rémora constituye nuestra principal cualidad.
Es exactamente eso lo que está sucediendo con el modelo propuesto por el gobierno para alargar la edad de jubilación. Europa ha decidido asumir la edad de 67 años en muchos paises y nosotros caminamos detrás, aceptándolo, como si no tuviéramos cualidades o formas diferentes de entender la vida y la cultura del trabajo, como si pudiéramos imitar la productividad germana, sin transformarnos en ellos.
Además ¿por qué imitar el modelo anglosajón o el germano? ¿por qué no imitar el sueco? Al fin y al cabo allí uno puede retirarse a los 61 años pero con incentivos como el aumento de la pensión para aquellos que posponen su jubilación a los 67 (sube hasta un 60%) .
Un gobierno progresista debería tener un discurso alternativo, de esta naturaleza, y preguntarse sin miedo: ¿qué queremos? ¿trabajar para vivir o vivir para trabajar?
https://www.mecomolacabeza.com/2010/02/sobrelas-pensiones.html
Hola, por fin leo una opinion de alguien que parte de la base de lo que parecemos ser y de lo que parecemos tener para dar un paso adelante y explorar vias alternativas. Me gusta.
El apoyarnos sobre nuestra realidad con sus cualidades y sus deficiencias para paso a paso y escalon a escalon transformar y adaptar nuestra realidad a las necesidades actuales propias y emergentes me parece lo mas acertado. Seguir modelos que a lo mejor en otras tierras parece que triunfan sin tener en cuenta nuestra realidad historica, social y cultural es como un «copiar y pegar» y el resultado esta lejos de estar asegurado.
En absoluto sugiero de llevar la contraria sistematicamente, pero tantos consejos que recibimos de organismos supranacionales varios, de lo que hay que hacer, que me hace saltar la duda, …¿Nos estan queriendo defender y proteger o son ellos mismos los que se defienden y protegen?
No deseos alargarme demasiado pero estoy convencido de que se puede dar un salto espectacular en la productividad en un tiempo relativamente corto dando la debida cabida a las ideas, sujerencias y experiencia de los llamados escalones inferiores en la jerarquia empresarial o ministerial.
Mientras se siga aplicando la politica 1º El Jefe siempre tiene la razon y 1º Cuando el Jefe no tiene la razon se aplica el articulo 1º. ¿Os podeis imaginar la cantidad de ideas, realistas y efectivas unas mejores otras no tanto que se estan ignorando y tirando a la basura, aparte de la desmotivacion que se genera en todo el equipo productivo? y luego quieren que tiremos todos de la misma cuerda.
Gracias por leerme. Un saludo. Peter
«Si tratamos de homogeneizar nuestra cultura con otros referentes, envidiando por ejemplo la productividad ajena, estaremos renunciando precisamente a lo único que nos hace diferentes y que lejos de ser una rémora constituye nuestra principal cualidad.»
Fernando, da la impresión de que no conoces cómo se trabaja en la mayoría de empresas de nuestro tejido productivo, y eso parece hacerte despreciar que «la productividad» no es algo negativo a imitar.
Al contrario… Elevar la productividad no significaría necesariamente trabajar más.
Significaría hacerlo más eficientemente.
Significaría no calentar silla porque sí.
Significaría no tener horarios con dos horas de pausa (muchas veces obligatorias) para la comida.
Significa trabajar por objetivos y no pasar tardes jugandoría a «al primero que se levante y se vaya a casa, el jefe lo enfila».
Significaría incorporar la tecnología y el conocimiento a la organización del trabajo.
Significaría desterrar a esos «empresarios» que sacan la lengua para escribir y consideran la prevención de riesgos laborales «mariconadas que cuestan dinero».
Y todo eso no está reñido con trabajar para vivir. Al contrario. Incluso en el último ejemplo, se trata de vivir después de trabajar.
Un saludo