Entrevista con el interrogador de Sadam
[VIDEO] George Piro es el agente del FBI que estuvo al frente del equipo de EEUU que interrogó a Sadam Husein tras su captura a finales de 2003. Durante siete meses se sentó con él en una sala sin ventanas y trató de sacarle al dictador iraqui respuestas sobre algunas de las grandes cuestiones que la Historia reciente ha dejado pendientes: las armas de destrucción masiva, su relación con Al Qaeda, sus desafíos… Ahora Piro ha revelado detalles de los interrogatorios y de las confesiones que le hizo Sadam en una entrevista en la CBS, dentro del programa «60 minutes».
Y entre otras cosas dijo que las armas de destrucción masiva fueron destruidas mucho antes de la guerra y que pensaba que Bin Laden era una amenaza. El gobierno de EEUU supo todo esto en el año 2004. Aun así sus responsables tardaron varios meses en reconocer que no había ADM y publicamente siguen manteniendo que Sadam tuvo relación con Al Qaeda
Piro apenas llevaba 5 años en el FBI y era un simple agente de campo, pero se le encargó la misión por ser su lengua materna el árabe -es de origen libanes- y porque sus superiores pensaron que Sadam se identificaría mejor con un joven árabe en ascenso. Pero el dictador iraqui nunca llegó a saber quien era realmente su interrogador, ni la mascarada que pusieron en marcha para que pensara que George Piro tenía más poder del que en realidad tenía y una relación directa con el presidente.
Empezaron llamándose «Señor Sadam» y «Señor George». Y según el agente del FBI nunca se utilizaron contra el dictador iraqui nigun tipo de técnicas coercitivas como privarle de sueño, ruidos o el famoso waterboarding (simulación de ahogamiento). Piro explica que no se hizo porque Sadam ya había demostrado que es inmune a las amenazas y al miedo. Pero sí se le aplicó presión psicológica. Por ejemplo el lider iraqui se sentaba frente a la pared y su interrogador ante la puerta, para simbolizar que cualquier cosa fuera de la celda debía pasar por él. George Piro también alternó los actos amables y las provocaciones, para manipular a Sadam.
Y consiguió algunas respuestas. El lider iraqui confesó por ejemplo que uno de los detonantes de la invasión de Kuwait en 1990 fue que su entonces lider, el emir Al Sabah, se negó a cambiar su política: «hasta que convirtiera a todas las mujeres iraquies en prostitutas de 10$». Según Piro, Sadam también le manifestó que no le gustaba George Bush. Ni el padre, ni el hijo. En cambio se declaró admirador de Ronald Reagan y hasta de Bill Clinton.
Otras confesiones interesantes que logró el agente del FBI desactivaron algunas leyendas urbanas muy populares en torno a Sadam. Por ejemplo que nunca usó dobles y que casi siempre escribía sus propios discursos. La relación entre el dictador y su interrogador se fue estrechando hasta el punto de que Sadam empezó a escribir poesias para Piro y abandonó su huelga de hambre por él, según la versión del agente.
Pero seguramente las revelaciones más importantes fueron las relativas a las armas de destrucción masiva. Cinco meses después de empezar los interrogatorios, Sadam terminó por confesar qué había sido de ellas: la mayor parte fueron destruidas por los inspectores de la ONU en los años 90 y el resto las destruyeron los propios iraquies. Pero mantuvo el mito de que seguía teniendo esas armas para contener a Iran, su gran enemigo.
En la entrevista George Piro asegura que Sadam también le dijo que infravaloró las amenazas de invasión de EEUU. Pensaba que Bush optaría por ataques aéreos selectivos como los que lanzó Clinton en 1998 y nunca por una guerra total. Pero cuando fue evidente que la invasión sería una realidad, el lider iraquí se preparó la «guerra secreta»: la lucha desde la insurgencia.
Finalmente entre las confesiones de Sadam destaca su opinión sobre Osama Bin Laden: era un fanático y nunca quiso que le relacionaran con él. Incluso le consideraba una amenaza. También asumió la decisión de gasear a los kurdos como: «necesaria». Y cuando empezó su juicio, desde el primer momento el dictador iraqui fue consciente de que acabaría ejecutado. Aunque quiso que las últimas imágenes que dejó al mundo fueran de lucha y agresividad. Pero según su interrogador, George Piro, no mostró ningún remordimiento.