El físico que trabaja en el MIT ha recibido el galardón considerado antesala del Premio Nobel por descubrir que el grafeno puede convertirse en superconductor si se coloca una capa encima de otra con el ángulo de rotación de 1,1 grados. Pablo Jarillo-Herrero presentó este hallazgo, que dispara aún más el potencial del grafeno como material, en 2018 junto con otros dos investigadores y ahora ha sido reconocido con el prestigioso Premio Wolf de Física. El propio investigador español relata en el vídeo los detalles de su trabajo.

El grafeno es desde hace años apodado el «material milagro» o «del futuro» porque reúne unas propiedades de altísima dureza, elasticidad, ligereza y conductividad térmica y eléctrica, además de ser casi transparente. Pero ahora además, según recoge la Agencia Sinc, se sabe que si se coloca una capa de grafeno encima de otra con el llamado ángulo de rotación ‘mágico’ de 1,1 grados, las propiedades electrónicas del sistema se asemejan de forma sorprendente a las de un superconductor.  Este avance ha sido posible gracias al trabajo de tres físicos, el español Pablo Jarillo del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el canadiense Allan H. MacDonald de la Universidad de Texas y el israelí Rafi Bistritzer.

Pablo Jarillo-Herrero, nacido en Valencia en 1976, es un físico experimental de materia condensada que trabaja en transporte electrónico cuántico y optoelectrónica en nuevos materiales bidimensionales. Su laboratorio investiga sus propiedades superconductoras, magnéticas y topológicas. Se unió al MIT en 2008 y fue ascendido a profesor titular en 2018.

Junto con sus colegas, MacDonald y Bistritzer, han conseguido demostrar tanto de forma teórica como experimental que las propiedades de conductancia de las interfaces de grafeno se pueden controlar rotando las capas, descubriendo que, en ciertos ángulos, los electrones exhiben un comportamiento físico sorprendente. Este hallazgo podría conducir a una revolución energética ya que permitiría que el grafeno se apliquee en transistores superconductores y computación cuántica. Y de momento  les ha valido el Premio de Física que otorga la Fundación Wolf de Israel y que en algunas ocasiones ha ejercido como antesala de los Nobel.

 

 

Print Friendly, PDF & Email