“España pacta con el diablo” y “ha perdido la brújula” afirman los medios en Marruecos, mientras su gobierno calla
La salida de Brahim Ghali y su regreso a Argelia ha endurecido un poco más la retórica en la prensa marroquí que ya era bastante crítica con la posición española. Hay acusaciones al gobierno de Pedro Sánchez de traicionar a Marruecos, ignorar los derechos de las víctimas, de tener un prisma pro-argelino, de haber «perdido la brújula» y «haber pactado con el diablo». También hay varios artículos que sostienen que resolución del interrogatorio al líder del Frente Polisario en la Audiencia Nacional es un «deshonor» para el Estado y la justicia españoles. Algún medio enfatiza, pese a todo, que desde España han empezado a llegar mensajes más conciliadores hacia Rabat. Y todo esto coincide con un cierto mutismo oficial de las autoridades marroquíes que, al contrario que la prensa local, guardan un «extraño» silencio.
— Yvon Laizet (@laizet2) June 4, 2021
Maroc-Hebdo asegura que España pacta con el diablo y vincula el caso Ghali con el gas argelino. El semanario marroquí sostiene que las dudas sobre renovación del contrato del gasoducto Magreb-Europa, que cruza por suelo marroquí y que acaba en cinco meses, «corroen» a España y el gobierno se ha «sentado a cenar con el diablo» para asegurarse un suministro regular de gas argelino a un precio estable. En este contexto acusa a la ministra de exteriores Arancha González Laya de haber usado un doble lenguaje en el caso de la acogida de Brahim Ghali en un hospital español con un falso pasaporte argelino que evidencia la «avaricia» de la política exterior española. Asegura que los rumores de que el contrato marroquí no se va a renovar son infundados, pero cree que España y Argelina quieren presionar a Rabat para que acepte nuevas condiciones.
Challenges sostiene que España está «enfangada» en la crisis bilateral y el gobierno de Sánchez «ha perdido la brújula». La revista económica de Casablanca en un texto que firma Jamal Berraoui resalta que la salida de Brahim Ghali -al que define como «marioneta de los servicios secretos argelinos» es un «deshonor» para el Estado de derecho español porque su Justicia se ha visto instrumentalizada en un lío diplomático. Sostiene que el gobierno de Pedro Sánchez ha «perdido la brújula» y hace «trampas electorales intentando hacer creer que Marruecos chantajea con la inmigración». Y defiende que Marruecos no puede «callarse y aceptar ante estos gestos hostiles». Y añade que el presidente español tiene un prisma pro-argelino que va a tener consecuencias en la relación hispano-marroquí «esencial para las dos partes».
Yabiladi resalta que tras la vuelta de Ghali a Argelia, España tiende la mano, pero hay silencio oficial en Marruecos. El digital norteafricano explica que la salida del líder del Frente Polisario de España ha permitido a varios ministros españoles salir a la escena mediática y lanzar mensajes conciliadores hacia Marruecos. Y menciona en concreto las palabras de Grande Marlaska y Luis Planas pidiendo tiempo para la diplomacia y recalcando la «clara convergencia» bilateral en varios asuntos. Pero advierte que desde el gobierno marroquí, la campaña de comunicación española ha sido recibida con un «extraño silencio». Plantea que es posible que el mutismo de Rabat se deba a que están dando una oportunidad a una mediación francesa para reconstruir la relación con España, pero también podría ser el preludio de una revisión del enfoque marroquí. Y menciona asimismo que desde el partido monárquico Istiqlal ha llamado a recuperar Ceuta y Melilla.
Le Matin señala que la justicia española «ignorando» los derechos de las víctimas en el caso Ghali se ha plegado a las exigencias del gobierno. El diario cercado a la casa real alauí sostiene que la no inculpación del líder del Frente Polisario tras ser interrogado en la Audiencia Nacional «reúne todos los ingredientes de parodia de justicia». Y señala que todo obedecía al intento de sacar de España al «indeseable huésped que ha originado el inextricable enfrentamiento diplomático entre Rabat y Madrid». Sostiene que el «simulacro de proceso» en la Audiencia Nacional no ha engrandecido a la justicia española a la que seguirán «atormentando los viejos demonios del franquismo».
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