Simancas se marcha, como no podía ser de otra manera. La decisión anunciada hoy es un gesto de fortaleza. Simancas demuestra tener altura política.

Sobre la responsabilidad del fracaso, el excandidato ha dicho que uno de los «errores» ha sido que «el PSOE no ha sabido imponer su agenda» en la campaña electoral y que ha sido el PP «el que ha impuesto la suya, centrada en la política antiterrorista y en la defensa de la integridad territorial». Cierto.

Simancas ha añadido otra cosa en la que me gustaría detenerme: «el PP ha contado con más recursos institucionales, económicos y mediáticos que el PSOE».

Es posible pero la cuestión, como decíamos esta mañana, está en saber por qué una gran parte de la prensa ha apoyado a Aguirre frente a Simancas.

Ser candidato por Madrid es complejo porque los medios, tan centralistas, apoyan aquí, más que en otro lugar, a las siglas y no a las personas. Simancas ha pagado vivir en la ciudad donde se gestan las estrategias informativas generales. Si hubiera vivido en otro lugar no habría sido víctima indirecta del enfrentamiento.

Sin embargo, además, falla algo en la política informativa del PSOE. No están sabiendo seducir a los medios. 

Obviamente no todo se reduce a la seducción mediática -vean si nó la gestión del 11M-. Pero sin ella, desde luego no hay nada que hacer. Los ciudadanos no votan gestión, -apenas la conocen- votan la información que reciben. Por eso, creo que  en el PSOE deberían aprovechar para redefinir su estrategia informativa.