Excremento de vacas y ácido de hormigas, nuevos combustibles renovables
La revolución energética que se vive en el planeta está haciendo que la imaginación y la innovación busquen alternativas renovables a los combustibles tradicionales que en algunos casos se están sacando de fuentes insospechadas. Así en Alemania, un pueblo ha descubierto el poder de los excrementos de vaca como combustible para crear energía renovable, mientras que en Holanda han desarrollado un autobús cuyo motor funciona con ácido fórmico, producido por hormigas.
Wildpoldsried, un pequeño pueblo de la Alemania rural, se ha hecho famoso porque ha logrado por producir siete veces más energía de la que consume invirtiendo en renovables. Y al revender esa energía sobrante, los vecinos han logrado unos ingresos extra muy importantes. Pero además de apostar por molinos eólicos y placas fotovoltaicas, la localidad destaca por una fábrica de biogás que funciona sobre todo con excrementos de vaca. Según detalla un artículo de Ana Carbajosa en El País está instalación ha permitido a Wildpoldsried sustituir el 90% del antiguo sistema de calefacción del pueblo con gasoil por el biogas y reducir drásticamente sus facturas.
Wendelin Einsiedler es uno de los ganaderos que inició esta revolución. Tiene 70 vacas cuyos excrementos alimentan más de la mitad de la planta de biogás, y junto con los molinos de viento y sus placas solares suman hasta el 80% de sus ingresos. Recoge las toneladas de excremento que producen sus vacas y las almacena en un gran depósito junto con hierbas, manzanas podridas, patatas y biomasa en general, hasta generar una pasta 800 toneladas de residuos que fermenta y luego se convierte en biogás.
Por su parte, en la Universidad de Tecnología de Eindhoven (TU/e), en Holanda, han descubierto otra curiosa fuente de energía renovable: el ácido fórmico. Se trata de la sustancia líquida que producen las hormigas y que es irritante. Pero ahora, según explica un artículo de Daniel Galilea en Voz Populi, una versión sintetizada de este ácido se usa para hacer funcionar un autobús eléctrico. El combustible que no contamina porque es neutro en CO2, lleva por nombre hidrocina (Hydrozine) y es una alternativa líquida al nitrógeno.
Lo han desarrollado estudiantes del Team FAST de la Universidad TU/e y ya han presentado el motor del bus con el que esperan funcione de forma experimental un prototipo a finales de este mismo año. En 2016 ya presentaron un coche a escala que funcionaba con el ácido fórmico como combustible. Ahora esperan que su autobús, que mide 12m de largo y está conectado a un remolque con la hidrocina, sea el primer paso a una nueva flota de vehículos propulsados por el ácido de las hormigas. Algo que creen que podría suceder en cinco años.