The Guardian informa del paso adelante de Ferrán Adriá, el chef de El Bulli: la Bullipedia.
«En 2011 Ferrán Adriá cerró su mundialmente famoso restaurante. Ahora trabaja en nuevos retos, entre ellos, un instituto de investigación alimentaria que incluye la Bullipedia, un proyecto que quiere catalogar todos los alimentos y sus ingredientes».
(Foto: flickr/Crónica Gastronomía)
«El profesor Adrian Cheok -explica Lisa Abend- se siente un poco nervioso. En el mes de octubre, él y su pequeño equipo de estudiantes de postgrado fueron uno de los cuatro finalistas en el concurso HackingBullipedia. Aunque el profesor sea un miembro destacado de la City University de Londres, donde también es director de su Mixed Realitiy Lab, un laboratoruio que ha recibido un montón de premios y reconocimientos por su trabajo en la interfaz entre los seres humanos y los ordenadores, este concurso prometía ser diferente. Y lo era por una razón: a pesar de que en el jurado había un buen grupo de expertos en computación, el más importante miembro de todos era un cocinero, y no uno cualquiera, era Ferrán Adriá».
«Cheok tenía motivos para estar preocupado: Adriá está considerado como el chef más influyente de nuestro tiempo. En su restaurante elBulli, situado en la costa oriental de España, revolucionó la cocina radicalmente, incorporando científicamente la creatividad al proceso de la cocina. Las técnicas y los ingredientes que él desarrolló en su cocina y en su famoso laboratorio consiguieron que las espumas, las arenas, los líquidos se convirtieran en glóbulos rojos a través de la magia de esferificacion y también en platos sorprendentes: cócteles en los que el bebedor respira humo; caviar de perlas de aceite de oliva…».
«Por suerte para Cheok, Adrià no se encargará de enjuiciar el equipo por su forma de cocinar, sino por su imaginación. De hecho, desde que elBulli cerrara sus puertas al público en 2011, el chef ha convertido el restaurante elBulli en una fundación con la misión primordial de fomentar una mayor innovación en la cocina y fuera de ella. He sido muy afortunado -asegura Adriá- y ahora quiero dar algo a cambio. Y lo mejor que puedo dar es enseñar a los demás lo que yo mejor sé, que es la creatividad«.
Leer artículo completo en The Guardian