Hace unos días coincidí con Federico Mayor Zaragoza en la reunión del jurado de los premios AGFITEL, del que ambos somos miembros.

Mayor Zaragoza venía profundamente incómodo porque, tras declarar su apoyo a la manifestación del pasado enero por el acercamiento de presos de ETA, había sido objeto de múltiples ataques políticos que culminaron con la propuesta del PP de redenominar una calle que lleva su nombre. Fue objeto también de todo tipo de acusaciones en los medios, siendo la más grave la de querer «lavar su pasado con sangre». Mayor Zaragoza contestó con un comunicado y con gran desazón.

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Aludir a ETA, como argumento ad hominem, para criminalizar la causa que defiende la PAH es una estrategia que no pasa desapercibida a los ciudadanos. De hecho, quedó muy bien retratado en twitter cuando tras las acusaciones de Cristina Cifuentes a la PAH (-por haberse adherido a la misma manifestación que Mayor Zaragoza, cuando ni siquiera fue la PAH sino Stop Desahucios Bizkaia-) se inauguró un hashtag dedicado al PP llamado sarcásticamente #TodoEsEta , que aún sigue siendo utilizado.

Pero en todo caso, si Mayor Zaragoza, Eduardo Madina, que es víctima de ETA, Basagoiti (PP), o incluso el mismísimo Nicolas Sarkozy se han pronunciado sobre el «deseable» acercamiento de los presos: ¿en qué los convierte la señora Cifuentes? ¿también en filoterroristas?