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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

El británico Financial Times publica un artículo de Victor Mallet titulado así: ??Todas las partes tienen que ceder terreno si ETA ha de dejar la violencia?. El autor cree que «si ETA tomase la dura decisión de renunciar a la violencia, el Estado español podría ??tras un periodo apropiado para comprobar la fortaleza del compromiso de ETA- tomar la también dura decisión de hablar de paz»:

??La realidad está más o menos entre ambos extremos: ETA ni está resurgiendo ni sufriendo estertores de muerte. Los realistas en ambos bandos del conflicto creen que aún es concebible un acuerdo similar al proceso de paz de Irlanda del Norte en los próximos años, aunque cualquier negociación estará inevitablemente llena de dificultades y compromisos incómodos. ETA ha sido debilitada militar y políticamente. Operaciones conjuntas entre las policías francesa y española ??la frontera atraviesa el País Vasco- han conducido a detenciones en ambos países de dirigentes cada vez más jóvenes y menos experimentados.

??Incluso en la política legítima, los nacionalistas vascos han perdido terreno. El Partido Nacionalista Vasco obtuvo más votos que cualquier otro en las elecciones regionales de marzo, pero en número insuficiente para controlar el Parlamento y, por tanto, se vio obligado a ceder el poder por vez primera en tres décadas a una coalición bajo dirección socialista. El nuevo Gobierno vasco no perdió el tiempo en retirar los carteles y banderas en apoyo a ETA, que antes eran tolerados, de las calles y edificios públicos. Ahora hay un enconado debate en ETA sobre cómo proceder en el que los moderados aducen que la única vía hacia delante es descartar públicamente la violencia para que los separatistas vascos puedan volver a sumarse al proceso político con un partido legal?

??El Estado español tendría también que ceder algo de terreno. En estos momentos, ni los socialistas ni el Partido Popular en la oposición pueden aceptar la idea de negociar con ETA o con sus intermediarios. Sostienen que supondría hablar con unos terroristas que rompieron altos el fuego en repetidas ocasiones. Sin embargo, si ETA tomase la dura decisión de renunciar a la violencia, el Estado español podría ??tras un periodo apropiado para comprobar la fortaleza del compromiso de ETA- tomar la también dura decisión de hablar de paz. El mayor peligro estribará entonces en el surgimiento de grupos escindidos y extremistas contrarios a las conversaciones, como el IRA Auténtico. Aunque no sea una agradable reflexión, quizá no es peor que la perspectiva de unas células de ETA bien armadas y bajo control central atentando contra veraneantes y policías en Madrid o Mallorca?.

El debate es complejo. Plantearlo da alas a la banda ETA, pues siente que su estrategia funciona. Cerrarlo es hipócrita, porque no hay forma de resolver un conflicto de esta naturaleza sin hablar, aunque sólo sea en su última instancia.

Lo que parece claro es que hoy no es ese momento. La ETA actual ha demostrado que las treguas son para ellos sólo una forma estratégica de reorganización. Quizá pueda pasar algún día, pero será con una nueva generación, con nuevos líderes que destierren la violencia y se impongan ante quienes no han aprendido a valorar la vida por encima de cualquier otra consideración.

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