Gervasio Sanchez explica la historia detrás de su famoso discurso en los premios Ortega y Gasset
Sus palabras denunciando la venta de armas a países en guerra y la falta de acción de todos los gobiernos españoles de la democracia sacudieron primero el salón donde se entregaban los prestigiosos premios de periodismo Ortega y Gasset 2008. Luego las conciencias de quienes leyeron las reseñas en la prensa e Internet. Y más tarde convertidas en un archivo PDF han llegado, via cadenas de emails, a buena parte del ciberespacio. Hoy, cuando se cumplen justo dos años de aquello, el propio Gervasio Sanchez cuenta en su blog toda la «pequeña» historia detrás de su discurso.
(Foto: Flickr/Rita Alvarez Tudela)
El fotoperiodista explica como nada más saber que había resultado premiada una de sus fotos de una mujer mutilada por una mina antipersona y su hija empezó a darle vueltas al texto.
Siempre he aprovechado cualquier acto público o la inauguración de mis exposiciones para decir lo que pienso aunque fuese políticamente incorrecto. Creo que los periodistas tenemos que ser, como decía el viejo maestro Ryszard Kapucinski, ??indeseables, inoportunos y certeros en nuestra impertinencia?. Siempre. Independientemente de quien esté en el poder. Es intolerable que haya periodistas que investiguen las corruptelas de sus enemigos políticos y fenezcan ante las de sus amigos.»
En su blog Gervasio Sanchez cuenta además como transcurrió el día de la entrega de premios, las dudas por la longitud de su discurso, las reacciones de otros periodistas y políticos presentes en el acto antes de leer su texto y después, la impresión que le causaron las palabras de otra de las premiadas, la mexicana Sanjuana Martínez, y algunas de las consecuencias de su discurso.
El fotográfo también hace referencia al PDF que ha dado la vuelta a Internet con sus palabras y sus fotos con la leyenda «probablemente este fotografo no volvera aver premiado ningun trabajo suyo en España». Asegura que no sabe quien lo escribió, pero que le gustaría saberlo para agradecerle la difusión de su discurso y » bendecirle por haberse equivocado: ??he seguido recibiendo premios (demasiados, creo yo) durante el último año.»
Y el fotoperiodista acaba con una reflexión: «Siento cierto vértigo al pensar que un discurso de cuatro minutos puede dar tanto de sí. Viajar a tantos lugares y dar tantas vueltas hasta marear las palabras. También siento cierta excitación al pensar que Internet puede utilizarse como un arma poderosa e influyente.»