Importante hallazgo arqueológico español en Egipto
Un equipo español de arqueología del CSIC ha descubierto la tumba intacta de un arquero de alto rango de la época del Reino Medio con 4.000 años de antigüedad. El director del proyecto, José Manuel Galán, ha explicado que el ataud contiene jeroglíficos con el nombre del difunto, Iqer, que significa «el excelente». Dentro de la caja había un cuerpo momificado, dos arcos y tres bastones. Y también han encontrado una vasija de cerámica y cinco flechas.
(Foto: CSIC)
El hallazgo se ha producido dentro del «Proyecto Djehuty» del CSIC, que lleva siete años investigando las tumbas de Djehuty y de Hery, localizadas en la orilla oeste de Luxor (Egipto), en la necrópolis Dra Abu el-Naga. Djehuty y Hery fueron dos altos dignatarios de la corte de Hatshepsut, una de las pocas mujeres en la historia del antiguo Egipto que ejerció de faraón, en torno al año 1500 a.C.
El proyecto tiene una completa página web, que incluye una visita virtual de la tumba y un diario de las excavaciones actualizado casi a diario y donde se dan más datos del nuevo hallazgo. Asi lo describieron:
«Al poco tiempo descubrimos una oquedad en la roca algo sospechosa, por lo que concentramos aquí todos nuestros esfuerzos. Después de unos momentos de expectación, pudimos ver dentro dos tablones de madera pintada de rojo intenso. Se veían en tan buen estado que parecía mentira que fueran antiguos. Pero al retirar un poco de tierra de delante, salieron a la luz unos maravillosos signos jeroglíficos pintados en vivos colores sobre fondo blanco. ¡Mabruk! Habíamos descubierto un ataúd decorado, y por el estilo de los signos parecía del Reino Medio.»
El investigador del CSIC y director del proyecto José Manuel Galán, destaca la importancia del descubrimiento: «Muy pocas veces los arqueólogos tienen la fortuna de descubrir un enterramiento intacto tan antiguo. Habitualmente, las tumbas que se encuentran han sido visitadas antes, la primera vez por la familia del difunto, para recuperar las joyas y los objetos de valor, y la segunda, en el siglo XIX, por saqueadores profesionales de tumbas».