Este 3 de abril, Hungría ha reelegido por cuarta vez consecutiva a Viktor Orban como primer ministro. Ha revalidado además la mayoría absoluta, al lograr 135 escaños, a pesar de su cercanía a Vladimir Putin y a que la oposición se había unido en bloque para intentar derrotar al candidato ultranacionalista. Pero en estas elecciones, también se votaba el referéndum sobre la polémica ley de «protección de la infancia» que entre otras medidas incluía prohibir hablar de la homosexualidad y el cambio de género a los menores de edad y que había sido ampliamente calificada de «homófoba», incluso por la UE. Y en esta votación, Orban ha registrado una derrota, ya que no se ha alcanzado el quorum mínimo de 50% de votos válidos. La oposición y los activistas LGTBI habían pedido boicotear el referéndum.

Viktor Orban ha ganado por quinta vez, y cuarta de forma consecutivas, las elecciones legislativas en Hungría. Lo ha hecho además con una amplia ventaja superando el 53% de los votos. La oposición, que se había unido detrás de un solo candidato y a quien las encuestas colocaban en posición de desafiar al primer ministro, finalmente obtuvo menor apoyo del esperado con un 33% de los votos. El partido de Orban, Fidesz, suma además 135 escaños en un Parlamento de 199, revalidando su amplia mayoría absoluta de dos tercios, con la que ha ido gobernando y promoviendo importantes cambios en la Constitución en los últimos años.

Tras conocerse el resultado, el primer ministro ultranacionalista ha celebrado su victoria y señalado a todos los «enemigos» que había conseguido derrotar: «La izquierda en casa, la izquierda internacional, los burócratas de Bruselas, el imperio Soros con todo su dinero, los principales medios de comunicación internacionales y, al final, incluso, al presidente ucraniano”.

Pero además de las legislativas, este 3 de abril también se votaba el referéndum convocado por el propio Orban para aprobar su polémica ley de protección de la infancia que prohibía hablar a los menores de homosexualidad e identidad de género y lo vinculaba con la pederastia. Esta norma provocó que la UE abriera un procedimiento de infracción contra Hungría, al considerarla homófoba, discriminatoria y contraria a los valores comunitarios.

El gobierno húngaro había aceptado vincular la ley al referéndum y los votantes le han dado la espalda al no alcanzarse el quorum de participación mínima del 50%. Según la Oficina Nacional Electoral, solo el 44 % de los húngaros emitieron votos válidos a las cuatro preguntas que figuraban en las papeletas, por lo que se ha declarado fracasado el referéndum.

La oposición a Orban y las organizaciones en favor de los derechos LGTBI habían hecho campaña para boicotear esta votación, bien absteniéndose o emitiendo votos nulos. Y parece que han convencido, incluso a parte de los votantes de Fidesz, ya que el 44% de votos válidos es 9 puntos menos que el 53% de apoyos a la reelección que ha recibido Viktor Orban.

Desde Háttér, la organización de defensa de los derechos LGTB+ más importante de Hungría han asegurado «El referéndum de propaganda excluyente ha sido inválido. Tenemos por delante un camino largo y difícil, pero juntos lo lograremos. Allí estaremos. Agradecemos a todos los votos inválidos».

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