Inmigración
[18-1-2009] Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «La inmigración es como la ley de la gravedad. Inexorable. Desde que el mundo existe, y mientras exista, los seres humanos se desplazarán para poder vivir, o para vivir mejor, o para escapar o para cumplir sus sueños. La dirección de la ruta presenta pocas sorpresas.
Se viaja desde la miseria hacia la prosperidad; de la opresión hacia la libertad. Siempre ha sido así, siempre será así. Y como esos movimientos no son rectilíneos ni uniformes, y tienen muchísimo de aleatorio y ondulante, están llamados a chocar con estructuras tan rígidas como las fronteras o las naciones. De ahí surgen los desajustes.
Cuadrar el número de inmigrantes que se desea acoger exactamente es intento tan inútil como conservar el agua en un cesto, e inhumano. Que estén cuando los necesitamos pero que, cuando no los necesitemos, se evaporen, con sus familias.
Por eso se suceden las leyes, que ya no valen cuando se promulgan, y que son corregidas por otras que tampoco sirven. Y así sucesivamente. Aquí y en Europa, y en los Estados Unidos, con normas distintas, con angelismo o con todo lo contrario, entreabriendo las puertas o tapiándolas, y disponiendo de alambradas o tiradores de élite, la realidad sólo obedece a una ley. La que llamamos ley de vida; buscarse la vida aunque nos cueste la vida.
Y ante esta realidad toda política, la dirija el partido que sea, solo puede ser imperfecta, solo puede gestionar los desequilibrios con prudencia. Y con respeto a los derechos humanos, recogidos en el artículo trece de la declaración universal.
En el caso de Vic, se propone negar el empadronamiento a los sin papeles y se ha abierto un gran debate en el que se pide que no haya hipocresías. Bien, pero, sin hipocresías, dígase también. ¿Cuántos inmigrantes no tienen papeles aunque deberían tenerlos porque sí que trabajan?. Sin hipocresías. ¿Cuánta gente, autoridades incluidas, sabe que esto es así en pueblos y ciudades de España?. Sin hipocresías. ¿Acaso ha sido y es un secreto el hacinamiento de inmigrantes en habitáculos infectos?. ¿Quien los ha denunciado durante las vacas gordas?.
Claro que es buena una reflexión nacional en torno a la inmigración y se entienden todas las inquietudes. Pero las fuerzas políticas deben enfriar las emociones, no excitarlas. Ya es bastante triste que el actual debate lo haya abanderado un partido de extrema derecha.»