No soy insensible a los animalitos y menos si estos comen bambú. Si a eso le sumamos que adoro a los peluches deberíamos obtener un elogioso post con la invasora campaña promocional del zoo de Madrid. Pero no será así. Javier Pérez de Albéniz lo cuenta en EL MUNDO, con el título «Inmigrantes de lujo»,  mucho mejor de lo que lo haría yo. Suscribo sus palabras al 100%. Así conste:

«En este país en que los inmigrantes humanos se hunden en aguas del Estrecho, son explotados laboralmente o se queman a lo bonzo por falta de futuro, recibimos a dos animales con los brazos abiertos: en el Pabellón de Estado de la Terminal 1 de Barajas, lugar reservado para el desembarco de presidentes extranjeros. […]

La gran campaña de promoción del zoológico de Madrid, cárcel legal de especies salvajes, nos ha permitido disfrutar en todos los medios de comunicación de un tipo de información cada vez más habitual: la info-promoción. Es decir: yo, que soy una empresa, le pongo a usted la información a huevo, y usted, que es un medio de comunicación, me promociona a mí en esa supuesta información…» [Javier Pérez de Albéniz en ELMUNDO]