Intel elige el centro vasco, nanoGUNE, para desarrollar los microprocesadores del futuro
La nueva generación de chips y circuitos integrados que harán posibles los ordenadores del futuro se están empezando a desarrollar ahora y el centro español de investigación en nanociencia CIC nanoGUNE, con sede en San Sebastián, va a ser parte de la investigación de la mano de la multinacional Intel. Ambos, junto con grupos científicos de EEUU y Francia, van a trabajar en el dispositivo “MESO”, una nueva tecnología que hará más rápidos y eficientes los microprocesadores y que se basa en aplicar los atributos de la espintrónica.
(Foto: Flickr/Jpockele)
El instituto vasco trabajará para el gigante estadounidense hasta 2022 en el marco del programa Intel University Research, que busca identificar nuevas tecnologías en colaboración con el mundo académico. El contrato entre ambos asciende a más de 650.000 dólares y ha permitido formar un equipo de trabajo en nanoGUNE de seis personas para desarrollar esta tecnología que explorará la rama de la espintrónica. Se trata de aprovechar una propiedad peculiar de los electrones, llamada espín, no tomada en cuenta en la física clásica.
El equipo está liderado por el investigador Félix Casanova, que ha explicado en un artículo de El País, que la explotación de la espintrónica en algunos materiales magnéticos permitiría diseñar chips en los que se incorporan tanto la unidad de almacenamiento de la información necesaria para la computación como la que ejecuta las operaciones lógicas. Esta tecnología se ha denominado MESO (acrónimo de Magnetoelectric Spin-Orbit) y la misión del equipo del nanoGUNE es identificar materiales que permitan aplicarla en microprocesadores reales.
En el proyecto con Intel están también involucrados el laboratorio del Premio Nobel Albert Fert en el CNRS/Thales (Francia) y un grupo de la Universidad de California, Berkeley (USA). El objetivo es desarrollar microprocesadores que hayan tenido en cuenta desde su concepción los requerimientos de memoria, interconexiones y lógica de las necesidades computacionales del futuro, mejorándose así tanto su rendimiento y como el ahorro energético.