La indignación por el caso de la joven Mahsa Amini, detenida por la policía de la moral iraní por llevar mal puesto el velo y fallecida bajo custodia, ha prendido la mecha de una revolución imprevista que está sacudiendo Irán. Las protestas se han extendido a todo el país y alargado durante una semana. Y centenares de mujeres han salido a la calle, quitándose el velo, cortándose el pelo y en contra de las normas islámicas. La policía ha empezado a reprimir con violencia las masivas manifestaciones y se habla de varios muertos.

Las imágenes están dando la vuelta al mundo y ponen a Irán en situación complicada. En este contexto y evidenciando que algo se está moviendo en el régimen iraní, se ha conocido además que el presidente Ebrahim Raisi se negó acudir a una entrevista pactada en Nueva York con la CNN porque exigió a la periodista Christiane Amampour que se pusiera el velo y esta se negó.

La muerte de Mahsa Amini ha sido el último ejemplo que ha dejado en evidencia un Estado que suele cometer actos de violencia extrema contra las mujeres y los hombres que desafían el sistema. La joven kurda de 22 años fue detenida por la llamada «policía de la moral» el pasado 13 de septiembre acusada de llevar mal puesto el hijab o velo obligatorio. Fue golpeada en la cabeza y tres días después falleció en el hospital. Las autoridades aseguraron que padecía del corazón y que había tenido un infarto mientras permanecía a la espera de ser “educada” por los elementos policiales.

Esto provocó la indignación de las mujeres y evocó casos pasados como el de Neda Agha Soltan asesinada en 2009 por participar en una protesta contra el gobierno y que también provocó una revuelta popular que amenazó al régimen. Ahora de nuevo, los iraníes han vuelto a salir a la calle y miles de mujeres parecen haber perdido el miedo y se han quitado los hiyabs en público, quemándolos y cortándose el pelo en protesta contra las normas islámicas.

Su pequeña revolución se ha extendido ya por todo el país y ha sumido a las autoridades en problemas. La reacción ha sido reprimir con violencia las protestas y denunciar que eran instigadas por los enemigos exteriores de Irán. Pero la sensación de que el país puede estar al borde de una revuelta popular de consecuencias imprevisibles está creciendo.

Y en este sentido, la reacción de Ebrahim Raisi negándose a participar en una entrevista con la CNN porque la periodista se negó a llevar el velo, está siendo interpretada como una señal del nerviosismo y preocupación de las autoridades iraníes. Christiane Amampour, la veterana y prestigiosa reportera que tenía que hacer la entrevista, ha explicado en twitter que el presidente iraní se había comprometido a ser entrevistado por la CNN en el transcurso de su visita a Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU. Y ha detallado cómo, 40 minutos después de la hora acordada, un ayudante de Raisi le dijo que si no se ponía el velo para cubrirse la cabeza, se cancelaría el encuentro.

Se da la circunstancia de que Amanpour es medio americana, medio iraní y se ha puesto el hiyab en numerosas ocasiones para entrevistar a líderes islámicos cuando ha visitado sus países y en respeto a las normas locales. Sin embargo nunca lo había hecho cuando las entrevistas tenían lugar en Nueva York. Y en el contexto de las protestas por la muerte de Mahsa Amini y la represión policial, que según algunas ONGs ha causado 8 fallecimientos más, la reportera rechazó la petición «inédita e inesperada» de ponerse el velo, por lo que la entrevista se canceló.    

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