El historiador José María Faraldo: «Las protestas en Polonia de los últimos días se pueden comparar casi con el 15-M en España»

Presidente de Polonia, Andrzej Duda. Fuente: Oficina del Presidente

Este miércoles se conocía la noticia de que la Unión Europea ofrecía al gobierno polaco el plazo de un mes dar marcha atrás en sus polémicas reformas judiciales, con las que el ejecutivo pretende poner y quitar miembros del Tribunal Supremo arbitrariamente. La Unión amenaza con activar el Artículo 7 que privaría al país del voto en las instituciones europeas. José María Faraldo, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, y experto en Europa Central y del Este, explica que lo que ocurre en Polonia «es el estallido de una situación que se venía germinando en los últimos dos años». En La Cafetera de radiocable.com cuenta que «desde que ganó el partido Ley y Justicia (PiS) de derecha nacionalista, el Ejecutivo está intentando controlar absolutamente todo y deshacer la división de los tres poderes».

La reacción a estas reformas ha sido «una explosión social, una expresión popular, como no se ha visto en Polonia desde la época del comunismo y que promueven distintos sectores sociales, pero sobre todo lo curioso es que quiénes se han opuesto a esta derechización del Estado, y a esta ocupación de los poderes del Estado, ha sido en un principio la gente mayor». Tras esa primera oleada de protestas «en estos últimos días lo que ha sucedido con ese último intento de reforma es que ha sido la gente joven la que se ha puesto a protestar, lo que podemos comparar casi con el 15-M en España».

José María Faraldo percibe «en las protestas que la gente joven saca la bandera de Europa, como ha pasado en Francia contra Le Pen». Y anticipa que podría ser «posible que el nacionalismo puede llevar a que las protestas se debiliten», si entre los sectores que se manifiesta se percibe una excesiva injerencia de la Unión Europea en los asuntos del país.

Por otra parte, si el gobierno mantiene sus reformas podría «haber una radicalización de las protestas. Quienes están a la cabeza del gobierno son suficientemente fanáticos como para no dar un paso atrás y se ven como el ultimo bastión de una Polonia libre y nacional. Puede pasar que el partido, si la presión es fuerte, se disgregue, pero lo veo difícil». Y advierte que: «algunas reformas podrían tener resultados electorales, que pueden servir para que se eternicen en el poder».

Sin embargo, «Polonia es un país que, para lo que es la zona, relativamente estable. Después de la caída del comunismo hubo un pequeño periodo de incertidumbre pero, después, volvieron los poscomunistas durante algunas legislaturas, hicieron una transformación bastante radical de la economía pero todavía con una cierta sensibilidad social», explica.

Después de los gobiernos poscomunistas «vino un partido liberal, bastante menos sensible socialmente, pero permitió que creciera más la economía», continua. «Tras un par de intentos, el partido Ley y Justicia ha ocupado el poder en un momento de extrema radicalización de la sociedad. Polonia es el único país en Europa que no tuvo recesión durante la crisis, hay una especie de efervescencia social de radicalización, en buena medida nacionalista, que muchos no entendemos muy bien a qué se debe». Como posible causa señala que «un porcentaje importante de gente que vive en sectores sociales bajos o medios se siente incómoda en esta sociedad, y eso es de lo que ha aprovechado esta nueva derecha». El PiS «ganó casi por la mínima porque, precisamente, no habían ido a votar la mayor parte de la gente de los liberales».