‘El Himno Nacional’ de Black Mirror en La Cafetera: ¿A cuánto renunciaría un primer ministro por la vida de su princesa?
¿A cuánto está dispuesto un primer ministro para evitar el asesinato de una princesa? Esta es la pregunta que plantea el primer capítulo de la serie Black Mirror, ‘El Himno Nacional’. La Cafetera de radiocable.com ha analizado sus oyentes cada detalle y reflexión de esta historia.
El capítulo no solo habla de que el Primer Ministro debe enfrentarse al chantaje de un vídeo en Youtube en el que aparece la princesa de su país explicando que puede ser asesinada si este no mantiene relaciones con un cerdo en televisión. Habla de muchas más cosas. Por ejemplo, de cómo se configura la presión sobre alguien para que acceda a hacer algo. Se aprecia perfectamente la presión que ejercen tanto los medios como la opinión pública. Cómo se van retroalimentando las encuestas y opiniones en redes sociales con el relato de los medios de comunicación.
También se refleja a lo largo de la historia la facilidad y rapidez para que la opinión pública cambie de opinión respecto a un asunto en cuestión de horas. Para ello solo hace falta un punto de inflexión, en este caso, el supuesto dedo de la princesa. El hecho de que la princesa ya esté corriendo peligro hace replantear y decidir a la sociedad entre la humillación de su primer ministro y la muerte de su princesa. Así lo asegura la frase «podemos conseguir otro ministro, pero no otra princesa».
Como han comentado algunos y algunas oyentes, la sociedad se acaba dejando llevar por el morbo y el espectáculo de ver a su primer ministro en esas condiciones en TV. Pero ese morbo desaparece en el momento en que se retransmite la escena y las caras de los telespectadores pasan rotundamente de la sonrisa a la angustia.
La sociedad acaba empatizando con el primer ministro hasta el punto de que, un año después, sigue siendo primer ministro y su índice de popularidad es aún mayor que antes de esa macabra escena. Lo que también hace reflexionar sobre los tiempos tan fugaces que vive la política y la opinión pública. Bastan una serie de factores influyentes para limpiar la imagen de un político o un partido y que, en cuestión de meses, ese pasado tan próximo y que creó tanta polémica se acabe obviando.