La complejidad de España
14-9-2009 Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «A todos los responsables públicos españoles habría que exigírseles el carnet «adr», el que se precisa para conducir mercancías peligrosas. Porque el núcleo de España es pólvora, sustancia que debe ser manejada con la máxima precaución. La inestabilidad es nuestro sino, pues la estructura de nuestro Estado es materia que los españoles abordamos como si fuera un problema teológico, por lo que la razón no nos sirve de nada. Podríamos decir que la vieja y cargante pregunta de «¿qué es España?, solo puede ser respondida así: España es, sobre todo, un dolor de cabeza. Se pasan rachas indoloras pero la cefalea reaparece de forma pertinaz.
Durante unos años el estado de las autonomías pareció el remedio definitivo, gracias al prestigio que le confería la etapa en la que nació, la transición. Pero ya llevamos una temporada sacándole defectos. Algunos creen que la España plural, que Zapatero insinuó y no se atrevió a propulsar, era la solución verdadera. Otros entienden que las convulsiones cesarían si se impusiera el federalismo. Otros, la confederación.
Otros más, haciendo lo contrario, regresando al unitarismo. Otros, finalmente, con el independentismo. Es decir, siguiendo la tradición nacional, depositamos las esperanzas en el hallazgo de la fórmula que nos ahorre la de modo que fatiga de gestionar la complejidad. Cuando, como es evidente, si existen federalistas, unitaristas e independentistas debería quedar claro que esto no se puede resolver, que no hay más salida que gestionar la complejidad. Es lo que Ortega llamó «conllevancia». La «conllevancia» es la estación termini a la que terminamos llegando muchos, tras distintos desengaños. En lo tocante a la estructura del estado, en España no se ha dicho la última palabra, ni nunca se dirá. Por eso proponíamos que a nuestros políticos se les exigiera el carnet «adr», el que sirve para conducir mercancías peligrosas. En Arenys de Munt ayer jugaron con pólvora.
Tal vez el sueño secreto de su Alcalde era ser mecha histórica como el de Móstoles. Y hoy ya tenemos otros sesenta municipios dispuestos a hacer otras consultas independentistas. La desgracia de España es que demasiada gente con responsabilidad no tiene sentido de la responsabilidad. Buenas noches y hasta mañana a las veinte veinte.»