La 16ª Conferencia de las Partes de la Convención sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (COP16) llegó a su fin tras 12 días de discusiones en Cali. Ha habido acuerdos para que comunidades indígenas y comunidades locales integren el tercer órgano subsidiario de la cumbre de biodiversidad y se ha avanzado en el reconocimiento de las comunidades afrodescendientes. Pero la financiación y monitoreo de acciones, siguen siendo los puntos pendientes.


Cali, la ciudad del Pacífico colombiano ha recibido durante 12 días a 170 delegaciones oficiales que han participado en la COP 16, la 16º Conferencia de las Partes de la Convención sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (COP16). Y el principal acuerdo que logrado en este encuentro ha sido el reconocimiento de las comunidades indígenas y afrodescendientes como protagonistas de la conservación de la biodiversidad.

Al cierre de la COP16, se aprobó la creación del órgano subsidiario del artículo 8J para pueblos indígenas y comunidades locales, contemplado en el Convenio sobre la Diversidad Biológica. El objetivo central del Convenio, adoptado por 196 países en el año 1992, es promover medidas que conduzcan a un futuro sostenible. Lo acordado en este 2024 señala, específicamente, que cada país firmante “respetará, preservará y mantendrá los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica”.

La creación del nuevo órgano subsidiario, es decir, la formalización de un espacio permanente para que los pueblos originarios participen en la toma de decisiones sobre biodiversidad, salda una deuda del Convenio sobre Diversidad Biológica y permitirá fortalecer la articulación de los países con los pueblos indígenas y las comunidades locales en la definición de acciones que contribuyan a la protección de la naturaleza.

Los otros dos órganos subsidiarios que asisten a la Conferencia de las partes son el de asesoramiento científico, técnico y tecnológico, que realiza la evaluación del estado de la biodiversidad; y el de implementación, que formula recomendaciones sobre aspectos técnicos y científicos de la aplicación del convenio.

Reconocimiento a comunidades afrodescendientes

El otro logro de la COP16 es el reconocimiento que obtuvieron las comunidades afrodescendientes como parte del artículo 8J del Convenio sobre Diversidad Biológica. Con ello se les considera actores fundamentales para el cuidado y la protección de la biodiversidad y se les concede el acceso a recursos para financiar proyectos que ayuden a salvaguardar el medio ambiente. De igual forma, podrán participar en discusiones ambientales globales, incluida la próxima Conferencia de las Partes (COP).

Beneficios compartidos

La COP16 también dio lugar a la creación del fondo mundial para el recaudo de recursos económicos provenientes del uso de información de secuencias genéticas digitalizadas y su distribución justa y equitativa. De este modo, las empresas que utilicen esta información para el desarrollo de sus productos tendrán que destinar parte de sus ganancias a un fondo, del cual se destinarán recursos a pueblos indígenas y comunidades locales, directamente o por medio de los gobiernos. Para compartir los beneficios, se tendrán en cuenta criterios como las necesidades de conservación y la riqueza en materia de biodiversidad de los países. En referencia a la sede de la COP16, se le ha denominado “fondo Cali”.

Financiación y monitoreo: puntos pendientes

Al término de la COP16 quedaron dos puntos pendientes de acuerdo, ambos trascendentales para la implementación del Marco Mundial Kunming-Montreal para la Biodiversidad, el plan global que se adoptó durante la COP15 en Canadá para detener y revertir la pérdida de biodiversidad para el año 2030. La razón fue la suspensión de la cumbre debido a que ya no había un número suficiente de negociadores. “Eso deja algunos retos para la convención y corresponde empezar a subsanarlos”, reconoció la ministra de ambiente de Colombia y presidenta de la Conferencia, Susana Muhamad.

Uno de ellos fue la falta de definición de un modelo de financiamiento para llevar el plan de protección de la biodiversidad a la realidad, identificando las fuentes de recursos, los mecanismos de acceso y de ejecución. Los cálculos indican que para la implementación del marco se requieren 700.000 millones de dólares. El otro punto que no se alcanzó a concretar fue el del mecanismo de monitoreo para medir los avances de los países en el cumplimiento de la hoja de ruta para la protección de la biodiversidad.

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